¿En un subibaja?

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¿Observamos una embajada en bajada? Pues sí, en el sentido físico le bajaron el piso. ¡Por lo menos mil metros, desde Los Yoses, en el área metropolitana, hacia esa zona de gran empuje, en Ciudad de Panamá! Quizá, por ello, allí decidieron alojarse en un piso muy alto, el 31, en Plaza Credicorp Bank.

Me refiero a la misión diplomática de Bélgica, con jurisdicción en toda la América Central. Para mis amigos a todo nivel (de príncipe a paje), miel sobre hojuelas, aparte del gran esfuerzo de semanas y meses en torno a la mudanza. Al igual que los “holandeses”, en gran parte de Bélgica por siglos y siglos no se asustaron por vivir, literalmente en “países bajos”, hasta debajo del nivel del mar. La misma etimología de “Flandes” evoca “tierras anegadas”.

Pero, pese a que ahora tenemos un consulado honorario (consubelcr@gmail.com), los más de quinientos belgas en Costa Rica salimos perdiendo. Nada nos consuela que, más bien, habíamos sido privilegiados al haber tenido por algo más de medio siglo aquí, en San José, una misión diplomática completa. Ahora, poco menos que nos sentimos huérfanos..., injustamente tratados frente a una colonia mucho más pequeña en Panamá.

Sin embargo, lo mismo que esos hasta por Joaquín García Monge aludidos “campos de Flandes”, cabe constatarlo: la fuerza geopolítica de un país se encuentra sobre arena movediza. Puede subir (físicamente, como el litoral limonense, después del último terremoto por allí), como también puede bajar, en prestigio: es lo que pasó con esta también querida Costa Rica. No le serrucharon el piso a mi Embajada, sino que –horror– en el plano internacional es este terruño entre Nicaragua y Panamá el que bajó. ¡La verdad duele, pero nada sacamos con engañarnos!

¡Cómo olvidarlo!..., en los años ochenta, por los conflictos regionales, Centroamérica constituía un punto casi tan caliente en el globo terráqueo como sigue siéndolo el Medio Oriente (ahora con Siria). No fue por nosotros mismos, sino porque vivimos al sur de países en guerra fratricida que Costa Rica adquirió importancia: hombre de Estado, Óscar Arias supo catalizar aquello entonces. Ahora no serán los patológicos desmanes del régimen dizque democrático al norte los que volverán a subirnos al tapete. En dirección opuesta, ascendente, sale la tendencia al sur: Panamá era miembro del Grupo de Contadora y pudo deshacerse rápidamente de los estragos dejados por Noriega; además, a los quinientos años justos del descubrimiento del “Mar del sur” (como figura en mapas de los flamencos Mercator y Ortelius), sigue capitalizando su posición geopolítica. Ahora, para el ensanchamiento del canal interoceánico, contribuyen allá empresas belgas de la misma región de Amberes (de Nul, etc., expertos mundiales en dragado).

No, la vida política multinacional no resulta comparable con un subibaja de juguete. Constituye el resultado de visión a largo plazo, de empeño mordaz por grandes constructores comerciales y políticos, también de perseverante trabajo, características, todas, que en la Generación del Olimpo y en la resultante del 48 engalanaron a este terruño nuestro, aquí, pero que por ahora hemos perdido, por estar muchos (ni siquiera tanto los de arriba) haciendo que hacemos.

Adelante, Embajada regional belga en Panamá. Y ¿Costa Rica? Dejando la autocomplacencia podrá parar esa bajada, ir otra vez en su vida… en subida. Ánimo.