En la Cancillería no hay secretismo

La negociación de un Concordato con el Vaticano no ha empezado

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Me ha sorprendido mucho que un grupo de respetables ciudadanos haya acudido a la vía de una carta pública (publicada el 22 de noviembre del 2011 en La Nación), para solicitarme una audiencia como ministro de Relaciones Exteriores y Culto, cuando hubiese bastado con solicitarla por teléfono, por carta o personalmente a mi despacho, cuyas puertas siempre están abiertas para atender las inquietudes de la población.

Y, en efecto, la víspera del día que apareció publicada en el diario, la solicitud de audiencia fue entregada personalmente en mi despacho, lo cual bastaba.

No entiendo, entonces, la intención de haberla divulgado por la prensa al día siguiente. A menos que esta sea la de endilgarles al Canciller y a la Cancillería la práctica del secretismo.

Lo anterior me obliga a aclarar que ni la Cancillería ni el Canciller practican el secretismo en relación con una negociación de un eventual acuerdo con el Estado del Vaticano, ni con ningún otro tema. Lo que ocurre es que la negociación no existe todavía porque ni siquiera ha empezado.

La Cancillería apenas está en el proceso de designar la comisión que la representará en las conversaciones con el Vaticano.

Tampoco es cierto, como lo sugieren en la mencionada nota, “que al parecer es negociado por un representante oficial de nuestra nación en el Vaticano”.

De haber negociación, esta tendría lugar en San José y sería coordinada por la comisión antes mencionada.

Pueden tener los costarricenses la seguridad de que, conforme ha sido mi trayectoria pública, velaré por que la negociación defienda los mejores intereses del Estado y de toda la nación costarricense, sin exclusión alguna.

Ya que se me ha solicitado una audiencia, me dará mucho gusto dar estas explicaciones personalmente el día que me honren con su visita.