En defensa de los verdaderos educadores

Una ‘instructora de inglés’ puso en vergüenza la profesión que con tanto orgullo ejercieron Mauro Fernández y Emma Gamboa.

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Lo pensé mucho, mas no puedo quedarme callada ante semejante atropello a la profesión docente de la que tanto alardeamos en nuestro país, cuando pregonamos que tenemos más maestros que soldados y gastamos nuestro presupuesto en educación y salud, en lugar de malgastarlo manteniendo un ejército.

Pero qué dolor más inmenso provoca ver un video donde una “instructora de inglés”, porque es imposible llamarla profesora o educadora, nos llena de vergüenza ante los estudiantes, los padres de familia y el pueblo en general con el vocabulario, la presentación personal y el descaro con el cual se expresó en un escenario en San Vito de Coto Brus ante una gran cantidad, supongo también de “instructores”, puesto que aplaudían con entusiasmo sus expresiones y sus insultos.

Todavía guardo la esperanza de que, entre esa gran asistencia que se ve en el video, hubiera personas escandalizadas que no le aplaudieron y tal vez se horrorizaron de que alguien de su gremio usara ese vocabulario y alardeara de tanto irrespeto a otros seres que también son humanos.

Falta de clase, falta de humanidad y falta de respeto a nuestros jóvenes fue lo que quedó en evidencia en ese discurso con el que la “instructora” borró la herencia que nos dejaron educadores insignes de nuestra historia, Mauro Fernández, Emma Gamboa, entre muchos más, para mostrar a las nuevas generaciones que ya se nos están acabando los verdaderos maestros.

Los que quedan, espero que sean muchos, deben protestar ante el Ministerio y exigir respeto para su profesión. El Colegio de Licenciados y Profesores (Colypro) tiene un código de ética que se supone deben conocer y vivir sus colegiados. ¿Le pedirá cuentas a esa “instructora”? ¿Le permitirá seguir colegiada? Yo lo soy casi desde su fundación y no me agradaría continuar en una institución que permite esos comportamientos.

La autora es profesora pensionada del Instituto de Alajuela.