La arrogancia es mala consejera. Veo con preocupación el estudiado desmantelamiento de instituciones que se han construido bajo el principio de alianzas público-privadas como la Fundación Omar Dengo (FOD) y la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), o Programas que han promovido el bien común y la cultura como la Orquesta Sinfónica Nacional.
Todo gobierno tiene la responsabilidad de revisar alianzas y programas para asegurar su eficacia, eficiencia y su alineamiento con la política pública. Creo en un Estado pequeño y eficiente. Sin embargo, ese Estado debe asegurar que el bien común se proteja y que se construyan oportunidades para todos.
La construcción de confianza e identidad en una sociedad, son los factores que mayor bienestar y desarrollo generan. Las posiciones autocráticas, impulsivas, sin pensar que lo destruido tomará décadas en ser reconstruido, son actitudes sumamente peligrosas que debemos estar vigilantes y críticos.
En cuanto a Cinde, mi agradecimiento por su esfuerzo en lograr una apertura de nuestra economía y la atracción durante décadas de inversión extranjera que nos posiciona como líderes mundiales en ese rubro. A la FOD, agradecimiento también por haber promovido el uso de la tecnología y formado a millones de ciudadanos en las habilidades tecnológicas del siglo XXI.
A la Sinfónica y al Sistema Nacional de Música, gracias por darle la oportunidad a miles de músicos de ser lo que han querido ser. Y a nosotros la población, el orgullo de tenerlos, oírlos e inspirarnos a construir futuros mejores.
En este mundo exponencial en que estamos viviendo, la cultura se vuelve el antídoto más importante contra el desempleo, la pobreza y la incapacidad de la población para insertarse al desarrollo y la prosperidad. Se vuelve el pilar fundamental para encontrar felicidad, paz y progreso.
Defendamos las alianzas que funcionan y, sobre todo, defendamos la cultura. El miedo a levantar la voz hoy nos puede salir caro.
El autor es empresario.