Don Quijote , ¿fuera de actualidad?

Don Quijote de la Mancha nos invita a pensar el mundo de otra forma

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Es argumento extraño ese de los asesores del Ministerio de Educación de que Don Quijote de la Mancha es novela muy extensa, compleja y difícil de analizar. Más o menos en estos términos, según se publicó en La Nación, el pasado 17 de junio. Al lado de este razonamiento que sirvió para eliminarla parcialmente de los planes de estudio, los expertos opinan que los estudiantes ya no leían a Cervantes.

La conclusión de que la novela poseía cualidades que la hacían tan inaccesible, imagino que derivó de un estudio concienzudo. ¿Tienen, por lo tanto, varias generaciones de leer galimatías en Don Quijote de la Mancha, de jugar con cábalas y de andar en laberintos? ¿La pérdida de tiempo y la confusión mental que les ha producido a esas generaciones (incluso a la mía, supongo) es descubierta luego de tanta evaluación? Lamento que sea así. Que esas sean las conclusiones de los expertos.

Para mí, que solo amo algunos libros, la lectura de ese en especial me reportó una gratificación que tocó todos los órdenes de mi ser. La novela es extensa, estamos de acuerdo. Pero bien presentada a los estudiantes por alguien que la ama y la leyó (obviamente), puede seducir a los más escépticos, esos que ya están en mundos de pantallas y aventuras tridimensionales.

La extensión es solo una fachada; quien se deja guiar, olvidará las muchas páginas de que está compuesta esta historia increíble. El problema deriva muchas veces de que el encantamiento deriva de un posible encantador. Y si el segundo falla, es difícil que surja la chispa de corazones embotados por el play station o el wii.

Pensar de otra forma. Por último, Don Quijote de la Mancha es una novela compleja, pero no es un jeroglífico. Y es compleja porque nos invita a pensar de otra forma el mundo; nos revela el mundo desde la óptica de un hombre que no puede mentir ni mentirse.

Por lo general, las telenovelas están construidas con guiones sencillos y con temáticas actuales, cercanas a los estudiantes modernos; sin embargo, a nadie se le ocurriría formar a sus hijos con esos enlatados.

A pesar de todo, mucha gente las ve, y no las considera memorables. Hay en la constitución de Don Quijote de la Mancha una arquitectura espiritual que la hace ser un enigma, no porque es como el Amazonas de impenetrable, sino porque nos interroga cada vez que leemos un trozo de ella.

La novela es actual, no porque les hable a los estudiantes de viajes al espacio, sino porque el arte de Cervantes como producto del espíritu, continúa siendo un desafío para todos, como es la obra de otros creadores.

Creo, para ser sincero, que Don Quijote de la Mancha nos actualiza en el problema humano y que nos ha ayudado a comprender la tragedia de los soñadores y de la realidad como ámbito de contradicciones casi invencibles. A veces la actualidad es solo un espejismo que el arte verdadero permite esclarecer y hacer comprensible. Freud, por ejemplo, leyó a Cervantes para ser más sabio, no para determinar su falta de actualidad.

Tuve un profesor excepcional en quinto año, Jonny Quirós Burgos; en Español II nos presentó a un grupo heterogéneo un programa de lectura del cual aún estoy agradecido. El profesor era estricto, pero también nos decía por qué debíamos leer los clásicos, qué estaba detrás de ellos, qué clase de espíritu los hacía posibles. Tal vez falten hoy más de esos profesores. Porque si Don Quijote de la Mancha está fuera de la educación, posiblemente vamos poco a poco hacia una visión limitada por la mentalidad conformista.