Elvis Presley y Quejana

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El servicio postal de los Estados Unidos envió en 1992, a sus oficinas en todo el territorio nacional, formularios de votación para que la gente se manifestara sobre un tema que se consideró de gran importancia y que, por tanto, no debía decidir antojadiza e inconsultamente.

El asunto era cuál fotografía de Elvis Presley poner en una estampilla por emitir: si la del jovencito al inicio de su carrera artística o la de adulto, al final de ella.

La consulta causó revuelo; en el Congreso se preguntaron si era bueno poner a Elvis en una estampilla. Bill Clinton, entonces candidato presidencial, hizo pública su preferencia por la foto joven. La millonaria votación fue abrumadora, más de un 75% a favor del joven Elvis.

La gente apreció la naturalidad del primero y, quizá, la opuso al exceso de guía comercial (por ej., el Elvis de Las Vegas) del segundo. Su música refleja algo similar. Cuando Elvis adquirió fama mundial, sus canciones comenzaron a ser objeto de más y más retoques de laboratorio.

En cambio, un álbum como Early Elvis (con piezas como That's All Right , Blue Moon of Kentucky , Good Rockin’ Tonight , Milkcow Blues Boogie ), que de casualidad hace unos años encontré en Managua, con ruidos de fondo y ciertas deficiencias de grabación, pues eran conciertos en espacios abiertos, son claro testimonio de la fuerza artística de quien más adelante fue coronado Rey del Rock'n Roll .

Mi propuesta. El otro personaje al que en este escrito me refiero tenía, según quien mejor lo conoció, el sobrenombre de Quijada , aunque por conjeturas verosímiles parece que se llamaba Quejana. La gente hoy lo conoce más como Don Quijote de la Mancha. Sobre él no se ha planteado ninguna votación, pero yo quisiera proponerla aquí mismo.

La votación es sobre si la obra magna de Miguel de Cervantes Saavedra, y de la literatura española, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, tiene más sabor en su lenguaje original (de 1605) o en la versión supuestamente rejuvenecida del escritor Andrés Trapiello (vea “Libro ‘Don Quijote de la Mancha’ fue actualizado al castellano actual”, La Nación , 21/3/ 2015, Ocio).

Mi votación, sin siquiera esperar el resultado del trabajo, que posiblemente sea bueno, de Trapiello, es que la versión antigua es mejor. Cito y comento partes de ella.

“En vn lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que viuia vn hidalgo de los de lança en astillero, adarga antigua, rozin flaco y galgo corredor. Frisaua la edad de nuestro hidalgo con los cinquenta años”.

Don Quijote tenía el defecto de que leía demasiado, pues “se le passauan las noches leyendo de claro en claro, y los dias de turbio en turbio; y, assi, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juyzio”. Y “rematado ya su juyzio, vino a dar en el mas estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue, que le pareció conuenible y necessario, assi para el aumento de su honra como para el seruicio de su republica, hazerse cauallero andante, y yrse por todo el mundo con sus armas y cauallo”.

Tomada esa decisión, “no quiso aguardar mas tiempo a poner en efeto su pensamiento, apretandole a ello la falta que el pensaua que hazia en el mundo su tardança, según eran los agrauios que pensaua deshacer…”.

Claro que hacía (y hace) mucha falta en el mundo la tardanza del trabajo de valientes caballeros andantes como Don Quijote, aunque él –al final de su vida– se hubiera arrepentido de haberlo hecho. Y, para claridad, cito en idioma moderno lo que él dijo: “Yo fui loco, y ya soy cuerdo; fui Don Quijote de la Mancha, y soy ahora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno ”.

Y sobre la herencia a su sobrina querida, a quien con gusto se la dejaba, pero no de manera incondicional, dijo: “Si Antonia Quijana, mi sobrina, quiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas sean libros de caballerías; y en caso que se averiguare que lo sabe, y con todo eso mi sobrina quisiera casarse con él y se casare, pierde todo lo que le he mandado, lo cual pueden mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad”.

Pero nada de lo anterior me quita las ganas de ver –a partir de junio próximo– la anunciada nueva versión, “rejuvenecida y actualizada”, del Quijote .

El autor es economista.