El uso responsable de las redes sociales

La FOD se une al esfuerzo del Gobierno por una mejor seguridad en las redes sociales

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El número de usuarios costarricenses de la red social Facebook ya alcanzó el millón según se reportó en días anteriores. Si el conjunto de miembros representasen los habitantes de un país, sería el tercero más poblado en el mundo después de China y la India con más de 600 millones de usuarios.

Las redes sociales digitales son aplicaciones en línea que nos permiten relacionarnos en forma diferente a la que los migrantes digitales estábamos acostumbrados. Su creación y posterior masificación es relativamente reciente. Data de finales de los noventas e inicio del presente siglo. Consecuentemente, apenas estamos vislumbrando las implicaciones positivas y negativas que puede tener su uso masivo y sistemático en el ámbito personal, social, legal, económico o político.

Muchas son las opciones de redes sociales a las que podemos acceder. Las hay horizontales, donde cualquier usuario puede unirse e interactuar sobre múltiples áreas temáticas para comunicar sobre cualquier tema. Es el caso de My Space, Orkut –la más popular en Brasil– y Qzone, la red más usada en China. Y las hay verticales, es decir, la comunidad de usuarios se conforma en torno a un eje temático, como por ejemplo LinkedIn, la principal red profesional de referencia en el mundo, al día de hoy.

Las redes sociales digitales se caracterizan por agrupar comunidades de personas las que generan ellas mismas sus propios contenidos, por ser interactivas y por permitir cargar e actualizar la información creada en tiempo real. Estas aplicaciones nos proporcionan un medio para, primero, compartir contenidos, gráficos y escritos con amigos y desconocidos, si así lo queremos, pero también para intercambiar ideas y debatir, informarnos sobre temas que nos apasionan, buscar anuncios de trabajo, monitorear lo que dicen o hacen otros (hijos, familiares, amigos, enemigos, exnovios, colegas de trabajo, jefes, docentes, etc.).

No hay olvido. Un trabajo de investigación publicado en mayo del 2010 por el Pew Research Center, basado en los Estados Unidos, reveló que un 46% de los jóvenes adultos estadounidenses de 18 a 29 años, habían usado Internet para monitorear la huella digital de otras personas –léase todo tipo de información sobre terceras personas disponible en línea–. Debemos ser conscientes de que la información que cargamos en la red se divulga instantáneamente a nivel mundial y que de un modo u otro se quedará allí en forma permanente, no hay derecho al olvido en la red.

El Gobierno actual entendió la importancia de fomentar la seguridad en línea y lanzó en noviembre del 2010 el “Plan Nacional de Seguridad en Línea”, en alianza con la Unión Internacional de Telecomunicaciones de las Naciones Unidas, que agrupa representantes de varios sectores: el PANI, la Fundación PANIAMOR, RACSA, etc. Desde la Fundación Omar Dengo (FOD), que se ha unido al esfuerzo nacional, se promueven varias iniciativas tales como cursos sobre seguridad en las redes sociales y sobre el manejo de la identidad digital, los que se impartirán durante el año lectivo y las vacaciones escolares, y la conformación de una comisión interna de seguridad en línea en el seno del Programa Nacional de Informática Educativa MEP-FOD, que atiende cerca de medio millón de estudiantes en más de 1.200 laboratorios informáticos.

Informar a jóvenes. Se pretende aplicar un enfoque de empoderamiento de los más jóvenes, que permite buscar cómo reforzar su capacidad de analizar, discernir y de anticipar las consecuencias de las decisiones que toman cuando utilizan su red social favorita y navegan en línea sea cual sea el propósito. Como ejemplo de conducta potencialmente riesgosa, cabe mencionar que en el 2010 en la Unión Europea, un 59% de los jóvenes de 9 a 16 años tiene un perfil en alguna red social. De este total, un 26%, un poco más de una cuarta parte, tiene su perfil completamente público. En otras palabras, cualquier internauta del planeta –bien o mal intencionado– que así lo quiera, tiene acceso a la información que estos jóvenes despliegan.

Enseñar a los niños, niñas y adolescentes a autorregularse para ejercer una ciudadanía digital efectiva y segura sin satanizar lo digital o entrar en “pánico moral”, es lo recomendado según investigaciones recientes.

De ese modo, les daremos la oportunidad de tener acceso a un mundo que tiene un formidable potencial para contribuir a su desarrollo, y a la vez limitaremos su exposición a peligros potenciales.