El Tour de Francia y la entrada a la OCDE

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En cada etapa de una vuelta ciclística, luego de un buen rato de pedalear, generalmente se logra distinguir a un pequeño grupo de escapados, luego otro grupo que los persigue aspirando a darles caza y detrás, el grueso pelotón de rezagados. Lo mismo sucede en el concierto de las naciones.

Los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) son esos atletas de alto rendimiento que se encuentran a la cabeza de la competencia. Los siguen una serie de economías emergentes de dinamismo creciente, entre ellas Costa Rica. Luego está el resto de los países que van quedando cada vez más atrás.

Hace pocos días, el grupo de escapados aceptó que Costa Rica podría integrarse a su pelotón si para el 2015 lograba ponerse las pilas, entrenar más fuerte y disciplinarse; es decir, si logra implementar políticas de calidad acordes con los estándares y mejores prácticas internacionales en ámbitos como hacienda pública, comercio internacional, ciencia y tecnología, educación, ambiente, economía y planificación, entre otros.

Llegar a este punto no es ninguna casualidad, como tampoco lo es que un ciclista costarricense esté participando en el Tour de Francia, considerado el máximo evento de este deporte en el mundo. Esto es el resultado del empeño y dedicación con que han trabajado el deportista y su equipo. Gran honor y a la vez gran responsabilidad.

Desde hace más de un año el Micitt ha estado participando en grupos de trabajo de la OCDE sobre políticas de ciencia, tecnología e innovación. Eso ha hecho, como ocurre cuando se integra un equipo de alto desempeño, que se evidencien las limitaciones propias, pero también que se adquieran nuevas perspectivas y destrezas para mantener la participación en eventos de alto nivel.

Los grupos de trabajo de la OCDE constituyen auténticos centros de estudio y de pensamiento estratégico, así como espacios para compartir experiencias en torno a la implementación de políticas públicas. Por ejemplo, nos hemos planteado inquietudes comunes con Irlanda, Bélgica y Malasia como las siguientes: ¿Se estará agotando el modelo adoptado? ¿Qué estrategias deberán seguir los países pequeños para mantenerse competitivos en las condiciones actuales? ¿Cómo se deberían manejar los procesos de transición ante eventuales cambios?

Este tipo de interacciones, junto con la discusión de los temas de punta relacionados con el sector, tales como promoción de políticas para la innovación de sistemas complejos (transporte, energía, salud, alimentación), acceso abierto al conocimiento, especialización inteligente y crecimiento verde e inclusivo, entre otros, hacen que la OCDE se convierta en uno de los organismos multilaterales donde realmente vale la pena participar.

A las puertas de empezar a codearse en Francia con los mejores competidores del mundo, deseamos el mayor de los éxitos a Andrey Amador, seguros de que gracias a su empeño, perseverancia, disciplina y tenacidad se mantendrá competitivo y, ojalá, entre “los escapados”. Lo mismo esperamos para Costa Rica.