El sirope de arce

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En Quebec, donde se produce el 75% del delicioso sirope de arce, las condiciones climáticas afectan directamente la producción. Hay primaveras de abundante producción en los árboles de arce y otros años desastrosos. Un cartel de productores controla el suministro del producto con el fin de mantener estabilidad en el mercado. Son respetados porque no inflan sus precios sino solo buscan estabilidad en la oferta y demanda.

En California, en años de inmensa producción en los frutales, un porcentaje calculado es lanzado a los caminos de las fincas y es destruido. Se ampara el precio y los miles de finqueros protegen su estabilidad económica año tras año.

El más notorio cartel es el de la droga, pero también soportamos el cartel de países petroleros, que se unieron para los fines básicos de todo cartel: controlar precios y repartir cuotas de mercado. Cuando se unen para controlar precios, lo hacen para aumentar o mantener estable el precio a largo plazo. Las cuotas se reparten según la participación de cada miembro.

Visión centroamericana. La producción de cualquier artículo, sea de manufactura o primordialmente agrícola, debe ser visto en un contexto regional. Centroamérica, como pequeña región productora, nunca logra proteger su agricultura. ¡Ha sido la misma historia ruinosa a través de los años: café, macadamia, helechos, cardamomo, flores, melones y, quizás ahora, hasta la piña! Todos los productores se embriagan de esperanza y emprenden a sembrar en grande. Sucede lo mismo en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Toda la región empieza a producir sin tomar en cuenta la capacidad de absorción del mercado internacional.

Los compradores mayoristas mundiales, un país productor y productores individuales, juegan uno contra el otro. Los precios empiezan a caer y toda la región se arruina con inmensas pérdidas económicas y una gran fuerza laboral desempleada. La falta de comprensión centroamericana, el cortoplacismo político y la falta de liderazgo entre los gobiernos impide unirse y establecer cuotas de producción como región, como un solo bloque.

No fue difícil negociar entre los países centroamericanos las cuotas asignadas a cada país para la magna negociación del Nafta y lo han repetido exitosamente en otros tratados. Por eso conviene que los líderes del comercio internacional de Costa Rica no solo se preocupen por nuevos TLC, sino en cómo proteger los históricos esfuerzos agrícolas centroamericanos, sin escudo ante la producción desesperada y sin control y, por ende, con pocas posibilidades de éxito a largo plazo.

Los países centroamericanos deberían unir su criterio y establecer cuotas de producción para salvaguardar la producción nacional y centroamericana, como el caso del sirope de arce.