El sinsentido de las guerras

Decía Juan Pablo II, con tono de preocupación, ‘la guerra es siempre una derrota de la humanidad’

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Decía Juan Pablo II, con tono de preocupación, “la guerra es siempre una derrota de la humanidad”, frase poderosa que podríamos traer a las circunstancias actuales. Existe un refrán en latín que dice pax in bello (“paz en la guerra”, en español).

La paz, en esencia, es la ausencia de conflictos, tensiones, violencias, maltratos y muertes. Las personas añoran la paz, necesitan de ella como una fuente de agua que, al beberla, sacia inmediatamente su sed. Es un valor impreso e innato en nuestra condición de seres humanos. Es la afirmación de victoria, felicidad, armonía e, incluso, humanidad. En contraposición, la guerra es una droga que produce vicios, carcome la dignidad y lesiona la esencia humana.

El ser humano es historia. No podemos escapar a ella. La historia fue, es y será siempre. ¿Qué fue de nuestra historia hace no poco tiempo? ¿Qué experimentó el ser humano durante el siglo XX? ¿Debemos repetir nuestra historia? Ya lo que fue, fue. Quedó impreso en las memorias de nuestros antepasados. ¿Cuál es entonces la lógica de la guerra en nuestras circunstancias actuales? ¿Propone alguna solución?

Entre los hechos históricos recientes, vemos los años muy marcados por tensiones y conflictos políticos, sociales y económicos. Sin ir muy lejos, el año nuevo comenzó con bombardeados de noticias sobre estados de crisis en las sociedades europeas y suramericanas, principalmente: tiroteo en California, tensiones políticas en Brasil y Perú, Estados Unidos y Alemania enviarán tanques pesados a Ucrania, Polonia se alía con Alemania, en fin, son circunstancias inimaginables que se repiten. ¿Cómo no termina de cansarse la gente ante este panorama? Vuelvo a preguntar: ¿Propone la guerra alguna solución?

Recordemos la Francia de 1789 y el movimiento que engendró la Revolución francesa. Los valores de igualdad, fraternidad y libertad, e incluso la democracia están en jaque. Las naciones llaman a la paz. No intento hacer una oda a la desesperanza, más bien, reflexionar sobre el sentido de la guerra que conduce al destrozo y a la derrota de la humanidad, como bien decía el romano pontífice.

Que los próximos meses del año no se nos tornen amargos, sino que sean motivo para descubrir la verdadera sustancia del hombre en las pequeñas acciones de cada día. Repitamos nuestra historia con actos que, realmente, nos lleven a triunfar como seres humanos.

modiof23@gmail.com

La autora es humanista.