El servicio exterior

Algunos puestosen el exterior siguen siendo partedel botín político

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Cuando comencé a laborar en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, en 1982, entre las cosas que más me llamaron la atención estaba que en las recepciones de la Embajada de Corea del Sur siempre nos presentaban una película acerca de las tradiciones y algún producto de ese lindo y laborioso país.

Los coreanos comprendieron, desde ese entonces, que los consulados y embajadas debían convertirse en agencias de promoción de las exportaciones, de las inversiones y del turismo en el exterior.

Tuve el honor de servir al lado de Fernando Volio Jiménez, quien comprendió que la diplomacia de pelucas empolvadas y de los brindis con champán había terminado.

Volio Jiménez quiso convertir nuestro servicio exterior en la primera línea de defensa de nuestra soberanía e institucionalidad.

Recuerdo que en aquel entonces se firmaron varios convenios para que nuestros nuevos diplomáticos comprendieran su nueva tarea en un mundo globalizado. El mundo entero se había convertido en un gran mercado. Paralelamente, él dio inicio a un programa para digitalizar el servicio interno de la Cancillería.

Evaluación. Asimismo, junto con el entonces diputado Sigifredo Aiza, de Guanacaste, se trabajó en un proyecto para crear la Inspección y la Contraloría de Embajadas y Consulados. Lamentablemente, este proyecto tuvo poco eco. Sin embargo, me ha causado una gran alegría saber que hoy se efectúa una calificación del desempeño de todos los funcionarios que prestan servicio en el exterior.

Lamentablemente, entre las peor calificadas están importantes embajadas como lo son la de China, Brasil, Suiza y Panamá. Algunas reprobaron con un cero.

A pesar de muchos intentos, algunos puestos en el exterior siguen siendo parte del botín político y algunos funcionarios dejan muy mal parado a nuestro país. Se podría escribir un libro sobre las anécdotas de ese tipo de gente.

En contraste, sin embargo, otros funcionarios han dignificado y puesto muy en alto a nuestro país en el servicio exterior. Extrañaremos mucho el garbo y el profesionalismo con que sirvieron diligente y dignamente embajadores de la talla de Javier Sancho Bonilla, Edgar García Miranda y Víctor Monge Chacón, entre otros.

Siempre debemos tener presente la importancia que tiene el servicio exterior de la República en la defensa de nuestra institucionalidad y de nuestra democracia. En este, deberían servir solo los mejores.

Por ello, algunos ciudadanos de los de a pie, como el suscrito, no comprendemos por qué algunos diputados, conociendo que las relaciones exteriores son función exclusiva del Poder Ejecutivo, andan tratando de manejar las relaciones internacionales del país.

El autor es abogado.