El país de lo complicado

En algún momento, a finales del siglo XX, se incrustó en la idiosincrasia costarricense una frase que se escucha como respuesta a todo proyecto o idea: ‘Es que es complicado’

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Costa Rica, otrora la Suiza centroamericana, visionaria y líder en muchos campos, tales como educación, salud, electrificación, carreteras y turismo, cedió ante el fantasma de “lo complicado”. Los fundadores de la Primera República, luchadores y visionarios, que hace más de 200 años dieron a Costa Rica un avance continental sin parangón, se estremecerían si vieran a nuestro país trabado y sin norte.

Ni que decir de los hombres y las mujeres que en la primera mitad del siglo XX sentaron las bases de la Costa Rica solidaria, la de las grandes garantías sociales y ejemplo mundial en educación y cuidado del medioambiente. La de la prensa valiente, la de los políticos con señorío, la del labriego sencillo, la del “vivan siempre el trabajo y la paz”.

En algún momento, a finales del siglo XX, se incrustó en la idiosincrasia costarricense una frase que se escucha como respuesta a todo proyecto o idea: “Es que es complicado”. Desde lo pequeño, como el arreglo de un parque infantil en el barrio, hasta lo grande, como la red vial; desde poner de acuerdo a un comité cantonal de deportes hasta los grandes acuerdos nacionales; desde lo más sencillo hasta lo más retador, se escucha la frase lapidaria “es que es complicado”.

La hermosa y pequeña Costa Rica se nos complicó, con sus apenas 51.100 kilómetros cuadrados, todo proyecto debe pasar por comisiones e interminables trámites, que con el paso de los años se convierten en desesperanza para los que no encuentran salida en el laberinto de lo complicado.

Mueren personas en listas de espera de la seguridad social, otros mueren bajo el flagelo de la mora judicial, otros dejan las escuelas y colegios; además, los regímenes de pensiones están en crisis, las finanzas públicas sufren un enorme y creciente déficit, la educación da pésimos resultados, las carreteras están en abandono y en un sinfín de grandes problemas no se actúa porque “es que es complicado”.

Los intereses personales, las mezquindades políticas, la falta de visión a largo plazo, la tramitomanía que propicia la corrupción, las ganancias a cualquier precio son el verdadero rostro de lo complicado, y el más pobre siempre pierde; sin educación de calidad, sin atención médica oportuna, sin trabajo, sin paz.

Porque la paz no solo es la ausencia de guerra. La paz es comida digna y salud oportuna, es excelente educación, es transporte público seguro, es trabajo justo, es seguridad en las calles, es justicia pronta y cumplida.

Bajo el pretexto de lo complicado, hemos perdido competitividad y justicia social, los antivalores y la basura inundan nuestras calles, ríos y ciudades. La vulgaridad y simpleza llegaron a todos los poderes de la República, donde los cálculos políticos y personales gobiernan e impiden el desarrollo del país.

El respeto a la autoridad, a los gobernantes, a la prensa, al maestro, al padre de familia sucumbió ante la relatividad y el facilismo. Todo, bajo un disfraz de aparentar que “es complicado”.

Complicado es erradicar la corrupción, es poner la salud y la educación a tono con la realidad social y demográfica del siglo XXI; complicado es que depongan sus intereses quienes ocupan cargos públicos para que todos sirvan al ciudadano con excelencia; complicado es unir esfuerzos para ordenar las finanzas públicas; y complicado es que todos paguen sus impuestos sin triquiñuelas contables.

En nuestro metro cuadrado, en nuestra familia y trabajo, en nuestro círculo cercano, eliminemos la muletilla que ya nos hace famosos: “Es que es complicado”. Complicado es no hacer nada y seguir perpetuando un sistema trabado y que condena a los más pobres a la miseria y la desesperanza.

Sea usted quien aporte soluciones, quien deponga intereses mezquinos, denuncie la corrupción con valentía y quien haga que los buenos proyectos, aunque no sean suyos, se concreten con toda la pasión y el amor que la patria nos demanda. Seamos la Costa Rica de lo posible, no de lo complicado.

rmoragoni@hotmail.com

El autor es educador.