El maíz transgénico sí puede contaminar

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Estoy de acuerdo con el comentario del señor Martín Zúñiga (La Nación, Foro, 12-12-2012), representante de CropLife Latin America, en que la biotecnología agrícola, por sus implicaciones ecológicas, sociales y éticas, demanda un tratamiento serio. Lamentablemente, es poco preciso el señor Zúñiga al afirmar que, para efectos de certificación en la producción de semilla de maíz, los campos inscritos deben estar separados por un mínimo de 50 metros para evitar el cruce del polen.

De acuerdo con el Reglamento para la Producción de Semilla Certificada de Maíz vigente en Costa Rica (aprobado por la Oficina Nacional de Semillas), en lotes de producción de semilla híbrida, el aislamiento para plantas madres (receptoras de polen) no debe ser menor de 300 metros o de 190 metros (depende del color y textura de los granos potencialmente involucrados en un cruce no deseado). La distancia de 50 metros mencionada por el señor Zúñiga se refiere a casos de campos de multiplicación de semillas mayores a 9 ha, en los cuales se coloca un anillo de seguridad de siete surcos de borde constituidos por plantas funcionalmente masculinas (donadoras de polen).

Recordemos que todo lo anterior es establecido desde el punto de vista de un lote formalmente inscrito para la producción de semilla certificada. Para el caso de un agricultor que siembra una variedad criolla de maíz, y que produce en forma artesanal su propia semilla, las posibilidades de recepción de polen extraño no son nada románticas, sino que son en función de la época del año, la velocidad del viento y la distancia de campos de maíz vecinos, ya sean transgénicos o no. Por todo lo anterior, las posibilidades de contaminación de los maíces criollos locales cuando se cultivan maíces transgénicos en la misma localidad son reales.

La determinación de una distancia segura para escapar de dichas posibilidades de contaminación debería establecerse mediante estudios para cada localidad, y, para ser serios, debería tomar en consideración una serie de variables biológicas (variedades de maíz involucradas), agronómicas, meteorológicas y de georeferenciación.

Solo así se podrían construir ecuaciones que nos ayuden a precisar los términos del fenómeno, más allá de los intereses comerciales de las compañías transnacionales.