El jacobino tropical

Debemosdesconfiar de las poses proféticas deciertos políticos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

En un artículo reciente (LaNación,Foro, 28/02/2011) titulado “El inminente peligro del autoritarismo”, advertíamos del preocupante surgimiento de líderes mesiánicos, de los cuales ya se empezaban a manifestar algunos pequeños síntomas, sin percatarnos de que estos ya son más que evidentes.

Remitámonos a la sagrada palabra del profeta de Pérez Zeledón, quien en una entrevista del SemanarioUniversidad del 16 de febrero de este año, disipó toda duda sobre su divinidad. Dice textualmente:

“Dios me puso y puso a muchos a dar un paso gigantesco en la política nacional y lo dimos sin temores y con una buena dosis de efectividad. Hoy la vida política de muchas personas es diferente y la política nacional tiene otros referentes y otras coordenadas. Pero como en el Avatar nuestra dimensión aún no es comprendida ni es visible a los ojos de ciertas cúpulas, cierta prensa y una masa de gente cuyos valores han sido secuestrados y atrapados por sus necesidades más urgentes...” Amén.

Iluminación. Por consiguiente, Costa Rica es tierra bendita, lugar donde ha nacido un ser iluminado por Dios, quien ha fundado una secta dogmática religiosa disfrazándola de aparente “partido político”.

Su líder omnipotente y todopoderoso, ha perdido tres elecciones presidenciales consecutivas posiblemente adrede, como voto de abstinencia de “poder”, jamás por incapacidad propia o de su iglesia.

Es ni más ni menos que el avatar de nuestros días, la encarnación terrestre de Vishnú que ilumina la oscura y lúgubre política nacional, en la cual abundan apóstatas y viles pecadores. Quienes no pertenecemos a su secta somos completos desdichados, incapaces de comprender la verdad revelada, desconocedores de nuestros “verdaderos” intereses, pobres diablos de valores secuestrados –minusválidos éticos e intelectuales–.

Frente a esta pequeña muestra de manifestaciones fundamentalistas cargadas de soberbia y arrogancia, en las que incluso se atreve a comparar sin sonrojo a un expresidente de la República con Mussolini, agradezcamos no haberle entregado el poder.

Costa Rica se ha salvado de un jacobino tropical. ¡Pensar que estuvimos a solo 18.000 votos de semejante tragedia.