El funeral de la baronesa

“Ser poderoso es como ser una dama. Si tenés que decir que sos una dama, es porque no lo sos”.

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Cuando Margaret Thatcher fue elegida primera ministra en el Reino Unido en 1979, se encontró con el país devastado. El impuesto de la renta ascendía al 83% y paralizaba la inversión privada. La industria nacional se agravaba por las constantes huelgas. Las exportaciones nacionales iban en declive. El prestigio nacional estaba enfermo. Pero surgió esta dama, hija de un pulpero, quien vino a poner orden.

La primera fase consistió en ordenar las finanzas nacionales. Cualquier administradora del hogar sabe que no puede gastar más de lo que gana. Mrs. Thatcher frenó el gasto público, que atrajo un falso temor de una recesión nacional. El segundo paso fue bajar los impuestos al 60% y luego al 40%. Simultáneamente empezó a vender empresas nacionales improductivas o que generaban pérdidas. Esta privatización hizo que miles de ingleses invirtieran en su propio país. Bajar impuestos excesivos, privatizar empresas y frenar el gasto, trajo un beneficio inmenso a la clase media, empezando la era de prosperidad en el Reino Unido.

Esas tres acciones potencializaron la producción y el deseo de miles y millones de ciudadanos de fundar su propia empresa, pequeña o grande, con una importante generación de empleo, riqueza y recolección de impuestos.

Curiosamente, el socialismo ve muy mal que una empresa privada produzca grandes ganancias pues considera que esto es un robo o una explotación y trataran siempre de nacionalizar esos esfuerzos. Tenemos un claro ejemplo en Venezuela, donde siempre hay escasez de leche y otros productos gracias al freno al esfuerzo privado.

Mrs. Thatcher le puso freno al movimiento sindical, que también tenía paralizado el desarrollo. Por cualquier razón se lanzaban a las calles, como el triste movimiento que tenemos en las calles de nuestro país.

En Inglaterra, la llamada “izquierda chiflada” controlaba al Partido Laborista y al enfrentarse con el buen sentido común de Thatcher, fue derrotada una y otra vez.

“Ser poderoso es como ser una dama. Si tenes que decir que sos una dama, es porque no lo sos”. ¡Claro, por eso cuando la primera ministra llamó al palacio de Buckingham para informar que iba vestida de azul, le informaron que la reina nunca toma nota del color como viene vestida otra persona!

La Dama de Hierro ha fallecido y recibió un funeral de Estado. El féretro fue ovacionado a lo largo de su último viaje. Pero quizás lo que más agradecen los ingleses, sean conservadores o laboristas, es que les enseñó el camino correcto para que la riqueza se pueda generar y que todos los niveles económicos o sociales pueden mejorar su vida con mayores ingresos.

“Si quieres que algo sea dicho, pregúntale a un hombre. Si quieres algo hecho, pregúntale a una mujer”, siempre dijo la hija del pulpero que se convirtió en la baronesa Thatcher.