El Diquís y la refinería china

El país renunció a dos proyectos que juntos habrían generado riqueza y, por tanto, empleo.

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Estamos próximos a cumplir una década de padecer la peor crisis de empleo de la historia del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2007 teníamos 92.800 personas sin trabajo y actualmente hay 242.000.

De igual forma, la cantidad de hogares en pobreza son hoy más del doble de los que había a principios del milenio.

Está claro que para reducir la pobreza se debe distribuir adecuadamente la riqueza y, para lograrlo, lo primero que debe hacerse es, justamente, producir riqueza.

A su vez, la generación de riqueza es proporcional a la calidad y cantidad de los proyectos que desarrolle un país para aprovechar las oportunidades que ofrece el presente y las que traerá el futuro.

Energía. El sector energético nacional presenta dos oportunidades muy claras de generar riqueza.

En la presente década, la diferencia entre el precio de los combustibles y el del petróleo supera los $15 por barril, por lo cual refinar petróleo en vez de importar diésel y gasolina representa una oportunidad que en tan solo cinco años produciría ahorros en divisas por más de $1.200 millones.

Por otro lado, en la región se destinan anualmente más de $1.000 millones para adquirir los combustibles utilizados en la producción de electricidad y, mientras esto ocurre, más del 75 % del potencial de generación eléctrica a partir de fuentes renovables de energía con que cuenta el país se desaprovechan.

Es una lástima que nuestros políticos hayan tomado la decisión de no continuar el proyecto de la nueva refinería de Recope ni el Proyecto Hidroeléctrico el Diquís, los cuales, en forman conjunta, habrían generado más de $500 millones anuales, en momentos cuando nuestra economía requiere de nuevos emprendimientos que contribuyan a incrementar la riqueza que tanto necesitamos para reducir la pobreza y generar empleos.

El autor es ingeniero del Instituto Tecnológico de Costa Rica.