El desafío de la calidad docente

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La calidad de la enseñanza es la variable más importante en el éxito de la educación. Por este motivo, el desarrollo profesional de los docentes merece un lugar prioritario en las políticas públicas de Costa Rica –cuyo sistema educativo ha sido la base del progreso social– y de todo país que aspire al crecimiento sostenible.

Lo cierto es que carecemos de un plan para impulsar la formación continua de los educadores. El IV Informe Estado de la Educación, presentado en el 2013, señaló que uno de los grandes desafíos del país es “contar con personal docente de alta calidad”, un reto que requiere ser atendido de manera conjunta por el Gobierno, las universidades, la sociedad civil y los propios maestros.

Con el fin de aunar esfuerzos para avanzar en esta tarea, el pasado 20 de agosto se realizó la conferencia y el taller “Factores de éxito en el desarrollo profesional docente”, impartidos por la Dra. Eleonora Villegas Reimers en el Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA).

La actividad propició el diálogo entre representantes de la Universidad Nacional (UNA), el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Universidad de Costa Rica (UCR), la Universidad Estatal a Distancia (UNED), la Asociación Amigos del Aprendizaje (ADA), el programa Estado de la Educación y otras entidades del sector educativo, quienes trazaron propuestas consensuadas para elevar la calidad docente en el país.

Formación continua. Experta en formación docente, Villegas Reimers es profesora en Wheelock College (Boston, Massachussetts), una de las escuelas de Educación más prestigiosas de Estados Unidos; es consultora de varios organismos internacionales y miembro de la red internacional ProLEER. Fue invitada al país por el CIDE y ProLEER Costa Rica, con apoyo del MEP.

Su conferencia sirvió como punto de partida para el diálogo interinstitucional, definiendo el desarrollo profesional docente como “un proceso de largo plazo que incluye oportunidades y experiencias ofrecidas regularmente, que son planificadas sistemáticamente, con el objeto de promover el crecimiento y el desarrollo de los educadores en su profesión”.

En primer lugar, los participantes señalaron la urgencia de diseñar e implementar una política nacional de desarrollo profesional docente, que responda a las metas educativas del país. En palabras de la Ministra de Educación, Sonia Marta Mora, quien inauguró la actividad, “hay que dar un golpe de timón para poner el tema de la capacitación de docentes en el corazón de la agenda educativa” ( La Nación , 25/8/2014).

Dicha política debe articular la preparación inicial de los docentes con su formación continua, como un proceso estrechamente vinculado con las necesidades reales de los educadores, con su trabajo cotidiano y con el contexto social en que se desempeñan. También es fundamental que las opciones de actualización contemplen las reformas curriculares, para que estas resulten exitosas en las aulas.

Otro punto de consenso es la necesidad de cambiar el actual modelo de capacitación “en cascada” por otras modalidades que resulten más efectivas. En este sentido, las nuevas tendencias a nivel internacional apuntan a un mayor aprovechamiento de las tecnologías de información y comunicación (TIC) en los programas de desarrollo profesional.

Identidad profesional. Quizá el requisito más importante para elevar la calidad de la enseñanza en Costa Rica es lograr una revalorización de la profesión docente, de manera que la sociedad reconozca el rol fundamental de los educadores como líderes en las aulas y que ellos mismos asuman la formación continua como un compromiso para poder atender las necesidades de sus estudiantes.

Es clave ofrecer programas con un enfoque constructivista, donde los maestros puedan desempeñar un rol activo y tengan la oportunidad de planificar, investigar, compartir experiencias y aportar conocimientos. El apoyo sistemático a los educadores es indispensable para fortalecer su práctica pedagógica y lograr mejores resultados con los estudiantes.

Fomentar una cultura de evaluación, como instrumento de diagnóstico y mejora continua, es otra de las propuestas planteadas, aunada a la importancia de la acreditación para fortalecer la calidad de las carreras que forman educadores.

Los líderes en Latinoamérica están prestando cada vez más atención a la calidad y el desempeño de los docentes como factor desencadenante de un círculo virtuoso, como bien lo apuntó “Jorge Familiar Calderón, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, en su artículo Al rescate de la calidad docente en América Latina” ( La Nación , 24 de agosto 2014). Costa Rica no se puede quedar atrás.

Si hoy empezamos a fortalecer las capacidades de los docentes, brindándoles herramientas para cumplir su misión en el aula, sembraremos la semilla de una mejor educación para las nuevas generaciones de costarricenses.