El cántaro se rompió en 1967

Desconocer o ignorar los hechos históricos de una de las partes es caer en posturas simplistas

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Una media verdad es una mentira completa. El artículo de Hugo Mora ( La Nación 4/1/2017 p. 19A), se refiere a la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, conocida como la de la Partición. Sin embargo, omite que con esa resolución se creó también el Estado para los palestinos, quienes por 79 años la han irrespetado y por partida triple: la primera no proclamando su Estado; la segunda, invadiendo al naciente Estado de Israel para aniquilarlo, apoyados por fuerzas de siete países árabes que por dicha fueron lo suficientemente incompetentes para ser derrotados por un ejército que ni siquiera tenía uniformes; y la tercera, poniéndole tanto celo y empeño en destruir al recién nacido Estado de Israel, que no solo se olvidaron de proclamar y construir el suyo propio sino que saturaron al nuevo Estado con actos de terrorismo. Desconocer o ignorar los hechos históricos de una de las partes es caer en posturas simplistas sin fundamento, el mundo debe leer la historia desde ambas actuaciones, debe de recordar las veces que Israel aceptó las resoluciones y también las veces que el mundo árabe las rechazó.

Boicot. Durante los primeros 20 años no hubo asentamientos ni territorios ocupados, pero sí boicot del mundo árabe al nuevo Estado que se constituía en medio de la adversidad.

Los árabes no mantenían relaciones comerciales con Israel, les cerraban sus inmensos mercados a las compañías extranjeras que comerciaran con este y a los barcos israelíes les impedían el paso por el canal de Suez y el estrecho de Tirán.

En 1967, el cántaro de don Hugo (o uno previo) se rompió. Bajo el liderazgo hegemónico de Abdel Nasser, los árabes declararon por todos los medios que veinte años sí era mucho tiempo y la hora de aniquilar a Israel había llegado.

Egipto, Jordania y Siria desplegaron sus ejércitos para “echar los israelíes al mar”. Se trató de negociar con Huseín, rey de Jordania, para que no participara, Israel aceptaba la soberanía jordana sobre Jerusalén que en la Resolución 181 había sido declarada ciudad internacional bajo control de la ONU.

El resto es historia, Huseín atacó alentado por una presunta fácil victoria, que no se dio. Después de seis días, Jerusalén fue liberada y los ejércitos árabes derrotados. Los judíos pudieron decir sus plegarias frente al Muro de los Lamentos y la libertad de todos los credos religiosos se estableció por primera vez en Jerusalén.

En agosto de 1967, Israel ofreció a los árabes devolver los territorios capturados a cambio de la paz. La Liga Árabe reunida en Sudán emitió su famosa resolución de no a la paz, no a la negociación y no al reconocimiento de Isael.

En relación con las resoluciones de la ONU irrespetadas por Israel, Mora omite que esas resoluciones involucran obligaciones para ambas partes. Sin embargo, los árabes y los enemigos de Israel diseminados por el mundo se empeñan en que Israel cumpla con su parte, sin que los árabes cumplan con la de ellos.

Así, la resolución 242 solicita que Israel se retire de territorios ocupados a cambio de su aceptación con fronteras seguras y reconocidas, pero los árabes pretenden que Israel se retire para negociar fronteras posteriormente. No obstante a que se han presentado muchas resoluciones absurdas en diversos foros internacionales, como por ejemplo la reciente resolución de la Unesco que se refiere a que el Muro de los Lamentos (Kotel) no tiene relación con el pueblo de Israel y otras votadas en la Comisión de Derechos Humanos, paradójicamente integrada mayormente por países represivos y violadores de los derechos humanos cuyo contenido es falso y absurdo.

Conferencia de paz. Respecto a la conferencia de paz que tuvo lugar en París este 15 de enero, la respuesta de los palestinos se dio el 8 de enero, con el ataque terrorista de un camión que atropelló y asesinó a transeúntes en Jerusalén y la ulterior repartición pública de confites en el futuro Estado palestino en gozosa celebración.

Los países que asistieron a la reunión de París deberán recordar sus acciones en 1948 cuando Israel fue invadido, así como en 1967 cuando bloquearon sus puertos y fue rodeado por los ejércitos árabes, no solo no le ayudaron, sino que guardaron un silencio cómplice. No hubo ningún pronunciamiento, ni siquiera una declaración de la libre navegación comercial.

El tener presente lo que ha ocurrido en la historia y de cómo se transmite la información de los hechos es responsabilidad de todos. Comprendemos la dificultad para ejercer la objetividad, pero al menos se deben ver ambas caras de la moneda. Parafraseando a Albert Einstein, “el mundo no será destruido por quienes hacen el mal, sino por aquellos que observan sin hacer nada”.

Los autores son profesores universitarios.