El alacrán bolivariano

Venezuela esun país riquísimo, pero con un triste manejo económico

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El Banco Central de Venezuela ha publicado los datos de las reservas internacionales. Con una caída del 32,78%, las reservas de $16.330 millones se han contraído a $10.977 millones al finalizar diciembre del 2016. Es la caída más drástica en los últimos 21 años.

Curiosamente, en el 2012, cuando el petróleo nos ahorcaba con sus máximos precios de $103 el barril, el Gobierno venezolano, en un delirio incontenible de gasto, tuvo un déficit del 17% del PIB. O sea, gastaba más de lo que le entraba.

Una moneda devastada, mala administración y un nivel creciente de corrupción son algunos factores que han acrecentado el disparo de la inflación. Según el Fondo Monetario Internacional, institución internacional que reúne a 189 países, la inflación galopante bolivariana rondará el 1.660% este año y el 2.880% en el 2018.

Sin embargo, según datos del gobierno, la inflación apenas llegará a un modesto 180%. De sus reservas de $10.977 billones, debe cancelar este año $7,2 billones, para lo cual el país envió a Suiza $7,7 billones de sus reservas en oro, quedando muy poco para compras de primer orden como alimentos y medicinas.

Visto desde otro ángulo, este año, los ingresos por exportaciones equivaldrán a unos $22.000 millones, pero hay que pagar $16.000 millones de deuda externa. Entonces, no quedan fondos para las importaciones requeridas.

“Conspiración”. Ante esta realidad, el gobierno de Maduro culpa a gobiernos de otros países por su guerra económica en contra de Venezuela. La oferta y la demanda cíclica, que maneja el precio del petróleo a escala mundial, conspiran en contra de los bolivarianos.

En Venezuela, el sector capitalista se ha declarado en huelga de inversión y se ha declarado en huelga de cooperación con las leyes y con sus obligaciones en los sistemas distributivos, comercializadores y de fijación de precios de la economía nacional, dijo Maduro en su discurso anual ante la Asamblea Nacional, el pasado 15 de enero.

Según la Confederación Venezolana de Industrias, entre el 2012 y el 2015 fueron intervenidas 1.322 industrias. Grandes industrias y hasta pequeños comercios fueron expropiados, como Cemex, Banco Santander y hoteles Hilton.

Empresas pujantes, como la siderúrgica Sidor, fueron expropiados para luego quebrar; se expropió el sector del cemento y quebró; se expropió la cadena de supermercados Éxito y se le sustituyó por los Abastos Bicentenario. Los gerentes y mucho del personal de Abastos Bicentenario luego fueron detenidos por la quiebra del negocio.

Modelo fracasado. La realidad señala a un país riquísimo, con las mayores reservas mundiales de petróleo, pero con un triste manejo económico y un tema ideológico torcido, ahorcándose al punto del fracaso más absoluto.

Las teorías y políticas populistas tan evidentes en Venezuela ya dan mayor crédito al riesgo tan marcado de caer en abismos ideológicos que, en vez de promover al pueblo, más bien incrementan la desesperación y la pobreza en general.

El autor es empresario.