El agua potable es una vacuna social

El agua potable está entre los cinco inventos que más muertes evitaron en los últimos 100 años

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El agua potable no es una vacuna técnicamente hablando, es decir, no es una “sustancia compuesta por una suspensión de microorganismos atenuados muertos que se introduce en el organismo para generar anticuerpos, prevenir y tratar enfermedades infecciosas”. No obstante, “la primera herramienta social” para combatir una epidemia o pandemia es el agua potable.

El líquido no solo hidrata y mantiene la nutrición adecuada para llevar a cabo nuestras actividades diarias, va más allá, merced a que tiene un valor sanitario incalculable.

El agua tratada con cloro, junto con la vacunación, está entre los cinco inventos que más muertes evitaron en los últimos 100 años. No en vano el acceso a agua potable fue designado por la BBC de Londres como el mayor hito para la salud pública en el siglo XX.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha manifestado en varias ocasiones que el 85 % de las enfermedades y muertes en el mundo se asocian al agua contaminada y la carencia del líquido, entre ellas, 200.000 por fiebre tifoidea anualmente, 120.000 debido al cólera, el rotavirus cobra 500.000 vidas y la disentería bacilar, unas 600.000.

Los datos de la OMS revelan que mueren en el mundo 1,8 millones de niños menores de cinco años, lo cual significa la segunda causa de muerte en ese grupo etario y representa el 48 % de las muertes debidas a enfermedades relacionadas con el agua.

El 50 % de los casos de desnutrición a escala planetaria están vinculados con diarreas e infecciones intestinales, aunados a la inadecuada disposición de excretas y la falta de estaciones para el lavado de manos con agua potable y jabón, que favorece la transmisión de gérmenes causantes de enfermedades entéricas y respiratorias.

Un ejemplo claro es la importancia de fomentar una buena cultura de higiene para evitar los contagios del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la sindemia-pandemia de covid-19 y, consecuentemente, de una gran crisis sanitaria, económica y social que perjudica a 230 naciones, donde unos 6,8 millones han fallecidos y se reportan 657 millones de casos confirmados; sin embargo, los cálculos de la OMS, a diciembre del 2021, indicaban hasta 14,9 millones de muertes.

Desde 1961 hay brotes y epidemias producidas por la bacteria Vibrio cholerae, en Latinoamérica y el Caribe y algunos países asiáticos y africanos. Dicha bacteria es transmitida a través del agua y alimentos contaminados, y aunque entre 1892 y 1929 la primera vacuna contra el cólera fue desarrollada por el médico español James Ferrán, la experiencia muestra que la vacuna social más eficiente para evitar afecciones entéricas es el acceso a agua potable.

El agua potable previene enfermedades originadas por diferentes agentes etiológicos, su disponibilidad facilita la higiene y lavado de manos y es esencial para disminuir el contagio de gérmenes respiratorios y entéricos.

A la luz de estas bondades, el mejor beneficio a la salud pública es ampliar la cobertura de sistemas de agua potable, el saneamiento y la higiene.

dmora@aya.go.cr

El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).