El agua en la Biblia

La trascendencia del agua para los seres vivos se refleja en 580 y 80 citas en el Antiguo y el Nuevo Testamento, respectivamente

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La trascendencia del agua para los seres vivos se refleja en la Biblia, en 580 y 80 citas en el Antiguo y el Nuevo Testamento, respectivamente. Más del 60 % de ellas tienen un significado simbólico y las restantes se refieren al agua como un elemento esencial para la vida.

En el Génesis se menciona el agua en cinco ocasiones, y sobresale el hecho de que el agua es la fuente de vida: “Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos”, se lee en el texto.

Según el primer libro de la Biblia, “se reunieron las aguas formando los mares, se crearon la hierba verde y los árboles que dan fruto, según su género”. Cabe resaltar que de conformidad con el canon, después de que Dios creó al hombre y la mujer los bendijo con estas palabras: “He aquí que os he dado toda planta que da semilla, os serán para comer” (Génesis 1:26-29). En ninguna parte se indica que los árboles son para cortarlos, y, por el contrario, deben utilizarse sus frutos y semillas como alimento.

En sentido simbólico, en Juan 4:15 se describe el pasaje de la mujer que manifestó a Jesucristo “Señor, dame esa agua”, entonces, Jesús se detuvo junto a un pozo profundo cerca del actual Nablus —donde se producen hoy constantes enfrentamientos entre palestinos e israelíes— y a una samaritana, que como muchas mujeres de su tiempo acudían con frecuencia para abastecerse de agua, Jesús le prometió que le daría “agua viva”, una fuente que nunca se agota.

Como es lógico, esta afirmación no es literal, sino una forma de llamar a las provisiones espirituales que otorgarían al ser humano la posibilidad de vivir para siempre. Sin embargo, para vivir al máximo la vida, es válido tanto el significado simbólico como el literal del concepto agua.

Así como es fuente de vida, también puede convertirse en muerte, como sucedió, de acuerdo con la tradición bíblica, durante el diluvio, para lo cual se encargó a Noé la construcción de un arca. Incluso en varios pasajes se menciona la escasez y el agua contaminada en los pozos (Éxodo 17: 1-6 y Reyes 2:18-22).

La crisis debido al mal manejo del agua data de 1.400 años antes de Cristo. La Biblia señala la necesidad de una fuente inagotable de agua y promete que llegará el tiempo en que las personas “no padecerán hambre, ni padecerán sed” (Isaías 49:10). Sin embargo, para alcanzar esta meta sublime hay que atender el viejo adagio que dice “a Dios rogando y con el mazo dando”, es decir, la crisis del agua debe resolverse mediante la aplicación de la sabiduría humana, con respeto hacia el origen de la vida y creando una organización mundial del agua (OMA) sin fines de lucro, que coordine esfuerzos en cada país para preservar el recurso hídrico del planeta para los próximos siglos.

dmora@aya.go.cr

El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).