Efímeras burbujas

En el oráculo de Delfos había dos inscripciones: ‘Conócete a ti mismo’ y ‘nada en exceso’

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Admito saber muy poco de fútbol. Hablo de ello para socializar, me confieso seguidor del Club Sport Herediano sin saber siquiera la alineación actual de mi equipo favorito. Escuché a unos comentaristas deportivos informar de que Maradona afirmó estar listo para ser director técnico de la Selección rusa con miras al próximo Mundial a celebrarse justo allí. Ignoro si tiene una oferta al respecto.

Cuando era un muchacho, vi con asombro las jugadas magistrales del astro argentino por televisión, en México 1986. Era un fuera de serie, pero no estoy seguro de sus méritos como entrenador deportivo. Lo cierto es que existe la creencia de que su ego es tan grande como lo fue su talento en la cancha. La verdad, esto último tampoco me consta personalmente.

Consulta a los dioses. En el oráculo de la ciudad de Delfos, posiblemente el centro religioso más importante de la cultura helénica, había dos inscripciones grabadas en sus dinteles de piedra; dos máximas cuya absoluta vigencia se mantiene muchos siglos después. La primera de ellas se atribuye a Tales de Mileto y se ha traducido como “conócete a ti mismo”, en tico coloquial tendría muchas versiones que dejo a su imaginación.

Independientemente de las máscaras de cada día, todos sabemos quiénes somos, cuáles son nuestras fortalezas y nuestras limitaciones.

Personalmente, leo todo lo posible para aprender y paliar mi ignorancia, escucho con atención los hechos, no tanto las palabras, y cada día trato de aplacar mi boca.

La prudencia es una virtud que me fue negada de nacimiento, por eso la cultivo con paciencia franciscana y espero verla germinar y rendir frutos. Pese a lo anterior, tanto ustedes como yo habrán visto y escuchado manifestaciones de prepotencia, orgullo y falta de congruencia entre lo que se dice poseer en mérito de cualquier clase y la cruda realidad que atropella.

Moderación. La segunda inscripción en el oráculo de Delfos requiere menos comentario, reza: “nada en exceso”, fue formulada por Solón de Atenas. Es aplicable a múltiples interpretaciones posmodernas, tales como la moderación de las ambiciones, el poder del autocontrol, el valor de la consistencia, en fin, muchas ideas que ustedes queridos lectores pueden derivar de tan sabia frase. Quién soy yo para decirles qué pensar, qué sentir, cómo interpretar, a quién creer o donde reside su placer y su tristeza.

Al fin y al cabo somos efímeras burbujas pretenciosas en una representación que creemos tener de la inmensidad del cosmos.

El autor es abogado.