Dos visiones y una realidad

Una elección presidencial clave para el futuro de Latinoamérica

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El escenario económico y político del próximo líder que ocupe la silla presidencial de los Estados Unidos es complejo. Mientras Romney tiene una posición de apertura comercial y menos proteccionista, Obama apuesta a la industria nacional para generar más empleo. Obama cree en mayores controles y transparencia de las bolsas y banca. Romney cree en eliminar una serie de nuevas regulaciones que han entrabado al sector productivo. Cualquiera de ellos tendrá el gran reto de comandar la economía más importante del mundo. Antes de analizar sus posiciones, hagamos un recorrido por la economía de Estados Unidos.

Los Estados Unidos reciben la mayor inversión extranjera, mantienen las mejores universidades y su moneda es la preferida por la mayoría de las naciones. A pesar de la crisis europea y de la contracción en el crecimiento de China, hay señales erráticas de recuperación y reducción del desempleo. Lo preocupante es su persistente déficit fiscal en los últimos 3 años y que para este año se proyecta en un 7,4% del PIB. Los pronósticos para los próximos años no son claros.

Hay desafíos económicos y presupuestarios muy complejos. Hoy, hay más de 50 millones de americanos jubilados y descapitalizados por la crisis. La pobreza afecta al 15% de la población y estamos ante una sociedad con creciente desigualdad. La clase media ha sido la más afectada por la crisis financiera. La deuda del Gobierno llegará, muy pronto, a los 14 billones de dólares y presiona el gasto. Esta deuda significa un pasivo de US$45.000 por cada estadounidense. El año pasado la agencia de calificación de riesgo, Standard & Poor’s, rebajó la calificación crediticia de Estados Unidos ante la falta de un acuerdo político en el Congreso para estabilizar la economía.

Obama versus Romney. Ante este panorama, veamos cuál es el pensamiento de cada candidato. A ninguno de los dos les gustan los recortes presupuestarios generales. Lo que sí está claro, es que Obama vetará cualquier nuevo privilegio fiscal e impulsará gravar las grandes corporaciones y está contra los paraísos fiscales.

Romney está opuesto a cualquier recorte en defensa y no quiere eliminar los incentivos fiscales de la era Bush. Romney promete rediseñar el sistema de impuestos con tasas más bajas y simples.

Obama impulsará la salud y buscará la cobertura para millones de ciudadanos que actualmente no pueden pagar. Romney cree que los Estados deben buscar las soluciones a sus problemas de salud.

Obama cree importante apoyar la inversión en energía renovable como una manera de proteger el ambiente y reducir la importación de hidrocarburos. Romney apuesta por un impulso a la exploración y producción energética doméstica por parte del sector privado.

Obama apoya el mercado de vivienda y el rescate de propietarios en problemas. Romney está más inclinado al libre mercado y la ejecución de hipotecas vencidas. Obama apoya los derechos de los homosexuales y es contrario a que su unión sea denominada como matrimonio. Obama apoya el aborto en casos calificados. Romney no apoya el aborto y es más crítico a las uniones de homosexuales.

Romney cree que Washington gasta demasiado dinero, habla de la sensatez fiscal y apuesta al sector privado para reactivar la economía. Lo que no explica Romney es cómo va a reducir el déficit si la economía no crece. En contraste, Obama ha impulsado la reactivación de la economía en los últimos 3 años recurriendo a la expansión monetaria de la FED y manteniendo el gasto público a pesar de la caída de ingresos.

Ambos candidatos, apoyan la educación de calidad, la innovación, la ciencia y la alta tecnología. Comparten la idea de medidas más enérgicas contra ciertas políticas comerciales de China, el apoyo a la familia y la lucha contra el terrorismo. Los dos hablan de apuntalar la clase media, aunque no presentan medidas claras y sostenibles. Con respecto a la inmigración, Obama defiende el muro de seguridad y la regularización. Romney impulsa el darle visa a toda la mano de obra profesional y talentosa puntualmente.

La situación crítica del Medio Oriente no puede estar lejos de los escritorios de ambos candidatos. Obama cree en la diplomacia directa para acabar con la “amenaza” de Irán y la rebelión de Siria. Obama no apoyó la guerra contra Irak, que costó más de un billón de dólares y miles de vidas de estadounidenses. Obama se retiró militarmente de Irak y planea hacer lo mismo en el 2013 con Afganistán. Romney cree en medidas militares más severas en Siria e Irak. Ninguno parece darle importancia a Latinoamérica.

Estados Unidos es y seguirá siendo nuestro más importante socio comercial, por lo que es esta una elección clave para nuestro futuro. Obama y Romney son dos visiones diferentes ante una sola realidad. Ambos no han señalado claramente el cómo van a reducir el creciente déficit fiscal y endeudamiento.

Esperemos que los votantes estadounidenses tengan la sabiduría de tomar la mejor decisión para el bienestar de este gran pueblo.