Doña Laura en su soledad

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El último estudio de opinión pública de Unimer revela que cada día son más los costarricenses que tienen opiniones negativas sobre la labor de la actual Administración y que el nivel de desaprobación es el más alto de los últimos seis Gobiernos.

Las duras y negativas calificaciones para doña Laura Chinchilla y su equipo de ministros expresan el descontento ciudadano ante lo que ellos perciben, fundamentalmente, como falta de liderazgo y dirección.

De acuerdo con los datos publicados, es palmario que el malestar con la labor del Gobierno no solo proviene de quienes le negaron su voto en las pasadas elecciones, sino también de aquellos que confiaron en Chinchilla.

Respuesta mayoritaria. Cuando, ante algunas de las preguntas de esta encuesta, la respuesta negativa y descalificadora es mayoritaria o casi unánime –como en la que un 70% cree que el Gobierno es corrupto o como en aquella en la que un 96% considera que doña Laura no tiene el control de la dirección del Gobierno–, lo que se está manifestando es que la señora presidenta en algunos casos ha desilusionado a una gran cantidad de quienes fueron sus simpatizantes y, en otros, prácticamente a todos los que votaron por ella.

Por eso, no es de extrañar que algunas de las críticas provengan de dirigentes y militantes del partido que la llevó al poder. Recordemos que el propio don Óscar Arias fue quien, de primero, hace casi dos años, criticó la “falta de claridad mental, de claridad intelectual” de la presidenta Chinchilla y del Gobierno, por considerar que existía una pérdida de rumbo y un accionar confuso en la conducción de los asuntos públicos, criterio que ha reiterado recientemente.

Después de él, han sido muchas las voces que han señalado la falta de rumbo y la mala conducción del Gobierno.

Así, otro expresidente liberacionista, don José María Figueres, al anunciar y promover su “Vía costarricense”, criticó implícitamente al actual Gobierno cuando planteó la necesidad de darle un rumbo al país.

En su momento, de las instancias superiores del Partido Liberación Nacional surgieron cuestionamientos al fracasado plan fiscal por considerar que el proyecto impulsado por el Gobierno no tenía sustento en los postulados socialdemócratas que orientan el accionar de esa agrupación política.

Recientemente, el candidato presidencial de Liberación Nacional, Johnny Araya, censuró algunas acciones del Gobierno en los desafortunados casos de la concesión de la carretera a San Ramón y del contrato para la modernización de la refinería de Recope.

Pérdida de aliados. Desde aquel ya lejano 8 de mayo del 2010 hasta el presente han sido muchos los aliados que doña Laura ha perdido, y la falta de capacidad para mantener el apoyo de esos aliados es un síntoma de la debilidad de su liderazgo, que el pueblo ha percibido.

A la pérdida de apoyo de sus otrora aliados políticos se suma ahora la pérdida del apoyo de la mayoría de los costarricenses, que le reclaman la falta de liderazgo, desaprobando abrumadoramente su gestión.

Es así como, inexorablemente, doña Laura se ha ido quedando sola. Puede ser que la soledad que vive hoy no la haya ni deseado ni previsto, pero no cabe duda de que es el resultado de sus propias decisiones.

Su errática gestión política, sus ausentes o extemporáneas decisiones en sonados escándalos sobre presunta corrupción y faltas a la ética, su displicencia ante las críticas, sus garrafales errores y los de sus colaboradores, y su falta de humildad para reconocerlos son algunas de las causas que le han hecho perder aliados políticos y el apoyo de la ciudadanía. También esas son las causas de su actual soledad, que, lamentablemente, tiene consecuencias negativas para todos.