Disfuncionalidad del sistema político

El funcionamiento de nuestro sistema político está atrofiado. Sufre el síndrome de las democracias maduras, pero ¿qué significa eso?

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El funcionamiento de nuestro sistema político está atrofiado. Sufre el síndrome de las democracias maduras: un amplio espectro de partidos políticos en la oferta electoral, nuevos y efímeros liderazgos, alternabilidad de los partidos en el gobierno, pérdida de fidelidad por parte de los seguidores, altos niveles de abstencionismo, necesidad de alianzas entre grupos antagónicos ideológicamente, nacimiento de agrupaciones con intereses específicos.

Desde hace dos décadas se discute en círculos políticos y académicos el agotamiento del modelo presidencialista y las bondades de adoptar un régimen parlamentario similar a las democracias europeas. Más que una crisis de la democracia costarricense, lo que realmente ocurre es una crisis de los partidos políticos, lo que causa disfuncionalidades en el sistema.

Algunas características del régimen político actual:

1. Esquema multipartidista. Crea una dispersión de partidos, lo cual complica el diálogo político.

2. Desgaste de las estructuras partidistas. Algunas agrupaciones no se definen ante asuntos nacionales de trascendencia, lo que genera fracturas y la migración a otras tendencias.

3. Proliferación de partidos con una agenda específica. Discapacidad, transporte, religión, género, temas laborales, salud, entre otros.

4. Transformación del péndulo ideológico. Hemos pasado de una sociedad que se debatía entre elegir la socialdemocracia o el socialcristianismo, heredados de la posguerra en la segunda mitad del siglo XX, a una polarización que debe definirse entre un conservadurismo moral, pero neoliberal en lo económico, y el progresismo social, pero conservador y estatista en lo económico. Esto último se ofrece en el menú electoral, luego el ganador cambia sin sonrojo de acuerdo con las circunstancias del momento. Tendemos a parecernos a la política estadounidense actual, por lo que la aparición de liderazgos asociados a estas posiciones no es extraño.

5. Ausencia de liderazgos y figuras de respeto. Como casi nunca antes en la política, gobernantes estadistas que trascendían a su generación se echan de menos.

6. Satanización de los acuerdos. La palabra pacto se ha convertido en un término cuasidiabólico. Las coaliciones son escasas desde hace mucho. Durante la década de 1940 se atacó fuertemente el sistema de alianzas electorales que permitieron llegar a acuerdos clave. Esa tendencia negacionista de las virtudes de los acuerdos ha seguido hasta nuestros días.

7. Ataque a la clase política por cargos de corrupción. El acceso a la información en tiempo real permite a la sociedad darse cuenta de las acciones deshonestas más que antes.

8. Redes sociales. En algunos casos más que informar desinforman. Muchos las aprovechan para descalificar y aniquilar al adversario mediante la calumnia. Decenas de noticias falsas son divulgadas por medios digitales creados específicamente para favorecer a determinados grupos. Como consecuencia, se pierde la fe en el sistema político y eso es muy peligroso.

9. Reglamento legislativo. Fue diseñado para un sistema bipartidista que ya no existe. En el actual esquema multipartidista, favorece a las minorías para impedir que las mayorías decidan y voten, lo cual es el despropósito más grande que puede existir en una democracia.

10. Atisbos de un sistema parlamentario: el actual gobierno, y los dos de Óscar Arias, tuvieron una figura fuerte en el Ministerio de la Presidencia. La inmadurez política rápidamente hace sospechar de la existencia en este escenario de un cogobierno, que se convierte en el pararrayos de los ataques en cuanto tema polémico esté en el tapete.

Para otros podría verse como estrategia, pero agrava más la desconfianza en el sistema. Una sociedad que pierde la fe en la democracia es terreno fértil para los mesianismos y populismos tan frecuentes en América Latina, de lo cual Costa Rica ha escapado, hasta ahora.

Asistimos inexorablemente al fin de la Segunda República; la Tercera está empezando. Rodrigo Facio afirmaba que “los costarricenses hemos escogido un modo de vida: la democracia, y hemos señalado el camino para alcanzarlo: la educación”. No lo olvidemos.

El autor es historiador, decano de a Universidad Técnica Nacional.