Dilema empresarial y cómo resolverlo

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En el mundo hay una constante discusión entre la conveniencia de la total libertad empresarial o si el gobierno debería tener monopolios. A esto le llamo dilema empresarial.

Ambas posturas no son la solución. Aunque todo se vea blanco y negro, existe un gris. Ahora bien, no debe ser confundido con la tercera vía. Más bien, mi propuesta es una en la cual el Estado supervise y regule a las empresas, pero que no controle totalmente los medios de producción.

Sí, como se ve, me gusta la socialdemocracia, un sistema que regula la economía y la supervisa para garantizar los derechos humanos y la reducción de las desigualdades.

En fin, antes de comenzar es necesario hablar sobre quiénes están en una empresa. Están los empresarios y los intraempresarios. Los primeros son la cabeza, quienes se encargan de dar trabajo a otros, y los segundos son los empleados que tienen un jefe.

Puede ser innovador y tener una idea revolucionaria, aunque vivimos en un mundo tan injusto en el que, a menos que un intraemprendedor eche a andar su propia idea de negocio, es posible que la empresa se lleve el crédito.

Aunque claro, puede ser que no, pero el ambiente tan competitivo de las empresas deja abierta esta posibilidad, y no debería ser de esa manera.

También es fundamental saber que en el ámbito privado la libertad del jefe o del emprendedor podría derivar en salarios injustos y una cantidad de trabajo enorme a su intraemprendedor. En pocas palabras, se prestaría para el abuso laboral.

Debe considerarse también la competencia desleal, la publicidad falsa, uso de marcas registradas sin consentimiento y el dumping.

La manera de solucionar este problema es la mayor intervención estatal para regular la competencia, para que esta se haga de manera sana.

Para resolver el dilema empresarial existe una solución. Si bien un Estado emprendedor no siempre acaba bien, la causa es su gestión, por lo que si se capacita a los oficiales de gobierno y se les enseña a manejar una empresa les iría bien.

La excusa de que un Estado emprendedor no sirve no es válida, pues no es por incapacidad de las personas, sino porque no se les ha enseñado y dado la misma guía que a los empresarios particulares.

Es más, si el gobierno emprende, no solo supervisará el mercado de mejor manera a fin de prevenir acciones ilegales, sino que además dará más trabajo a personas que no lo tienen.

Muchos dicen que el sector privado es el que da empleo, pero el estatal puede darlo también, lo que sucede es que las multinacionales elitistas no lo permiten.

La solución al dilema es que haya participación tanto del sector público como del privado, para que se supervise que no haya violaciones de derechos laborales o acciones injustas en el ejercicio de la libertad. Es un poco de las dos.

Hay quienes dicen que con intervención estatal en la economía no hay libertad, pero es que supervisar no significa controlar, y si en verdad creen en la libertad, deberían dejar que toda persona ponga una empresa, y el gobierno se constituye de personas, por lo que también tienen derecho a abrir empresas.

Más bien, ¿no sería violación a la libertad que no se le permita al Estado emprender? El sector privado debe aprender a cooperar con el público, ya que pueden coexistir.

Yo no soy economista, ni he ido a la universidad. Tengo solo 16 años, pero me han bastado para observar mi entorno y tener un sentido de lo que es justo.

Cada persona merece igualdad de trato, oportunidades y derechos. Las empresas deben existir porque cada quien tiene derecho a emprender, pero al mismo tiempo deben respetar la igualdad ante la ley y ser tratadas como seres humanos.

Imagino un mundo sin desigualdades y donde los derechos humanos persisten. Se puede lograr, pero para hacerlo se debe empezar por poner un alto a los abusos económicos y laborales.

m.ulethp@gmail.com

La autora es activista cívica de 16 años.