Deuda prioritaria

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En este Día Internacional de las Mujeres, el momento es propicio para reflexionar acerca de los avances y desafíos para construir un país libre de discriminaciones, donde se imparta mayor justicia y exista igualdad de oportunidades, lo cual se traduce en más bienestar para todos.

Empoderando a las mujeres, empoderando a la humanidad. ¡Imagínalo!, es el lema de este año, cuyo objetivo es visibilizar el poder multiplicador de toda inversión en beneficio de las mujeres, lo cual ha sido comprobado por múltiples estudios.

El 2015 es un año trascendental para la definición de una nueva hoja de ruta, porque se cumple el vigésimo aniversario de la Declaración y Plataforma de Pekín y se trazarán los nuevos objetivos de desarrollo sostenible que darán continuación a los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Valga la ocasión para reconocer que el acceso a la educación es un derecho adquirido por las costarricenses, campo donde, incluso, sobresalen por sus menores niveles de deserción y un mayor número de matrícula en secundaria.

En cuanto a la educación superior, si bien en muchas carreras superan el 50%, el reto es aumentar su incorporación a áreas estratégicas como las ciencias, las matemáticas y la tecnología, y disminuir la brecha salarial, que en el sector privado es, en promedio, un 27%.

Existe una creciente inserción de mujeres al mundo laboral, cerca del 40% de la población económicamente activa.

El desafío es la vulnerabilidad en que se hallan ante el desempleo y el subempleo, asunto apremiante frente a la creciente pérdidas de puestos de trabajo donde las mujeres llevan la peor parte.

Es también una luz de esperanza la aprobación de la ley de Banca para el Desarrollo, si se tiene como norte incentivar que los emprendimientos sean más de oportunidad, que de subsistencia.

Pero, a pesar de una legislación de avanzada, las mujeres continúan siendo víctimas de violencia –como lo demuestran las cifras de feminicidios–, de delitos sexuales, de embarazos antes de los 15 años, de acoso, de trata y de explotación sexual.

La deuda prioritaria, sin embargo, es aún la disminución de la pobreza, pues la gran mayoría de los hogares en esta condición son liderados por heroicas jefaturas femeninas.

A esas familias nos debemos, y es la razón del porqué el combate y la erradicación de la pobreza extrema deben ser el corazón de la agenda nacional.