Desempleo y políticas públicas

En los últimos siete años, el desempleo y el subempleo crecieron aceleradamente

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Todos los jueves y los primeros días de cada mes los mercados estadounidenses y del resto del mundo están pendientes de los datos de desempleo y del desempeño del mercado laboral de Estados Unidos. Esto es así porque el Banco de la Reserva Federal (Fed), el banco central más importante del mundo, basa sus decisiones de política monetaria teniendo el empleo de su país como uno de los fines principales objetivos.

En las minutas del Comité de Mercado Abierto de ese banco central, hay extensos análisis acerca del comportamiento del mercado de trabajo, y sus políticas para bajar el desempleo han sido decididas y exitosas.

En gran medida, como resultado de esas políticas públicas, Estados Unidos ha bajado su tasa de desempleo del 9,6% en el 2009 al 4,7% actualmente. Prácticamente la mitad. Esto, tomado en cuenta que en ese país los desempleados cuentan con un seguro de desempleo.

Por otro lado, en México, el desempleo solo subió al 6,15% en el 2009 y en la actualidad tiene únicamente un 4,04% de desocupación, con muy baja inflación.

En Costa Rica, donde el desempleo se considera el principal problema del país, los datos de empleo se publican cada tres meses y no se ajustan por estacionalidad. Las políticas públicas del Banco Central y del Ministerio de Hacienda no tienen al empleo dentro de sus prioridades u objetivos, y aunque manifiesten su preocupación, consideran, a diferencia de la Fed, que el problema de desempleo le corresponde a otras instancias y que es un fenómeno estructural, que se corrige con soluciones a largo plazo.

Crecimiento estancado. Las empresas han perdido competitividad internacional y, como consecuencia, el crecimiento se ha estancado y el desempleo y subempleo se mantienen en niveles altísimos.

En general, las políticas públicas sobre el empleo no han sido ni eficaces ni decididas. La tasa de desempleo aumentó en el 2009, se agravó en el 2011 y desde entonces no ha podido hacerse mayor cosa.

El desempleo ampliado, que incluye a la población disponible para trabajar pero desalentada de buscar trabajo y no encontrar, alcanza niveles del 11%, a lo que se debe agregar el subempleo; personas que solo trabajan unas cuantas horas semanales y que ha oscilado entre el 13,9 y el 9,6%

La población ocupada, que incluye a los subempleados, refleja evidencia de que la economía nacional genera muy pocos empleos. Alrededor de 200.000 en 10 años, o sea, 20.000 al año, cuando la población aumentó en 511.152 en el mismo plazo.

Es decir, se están generando menos de la mitad de los empleos necesarios, solo para mantener la misma proporción de población ocupada. Lo ideal sería que una mayor cantidad, sobre todo de mujeres, pudiera incorporarse a la fuerza de trabajo. Pero para ello tienen que crearse muchas más oportunidades.

Otros aspectos importantes de señalar son, por un lado, el lento crecimiento de los salarios del sector privado. Un 24,7% en los últimos seis años. En contraste, los salarios del sector público aumentaron un 51,2% en el mismo período y son, en promedio, dos veces y media los del sector privado.

Competitividad. Por último, se observa en los datos una relación entre el aumento del desempleo a partir del 2009 y la pérdida de competitividad internacional asociada con tasas de interés locales más altas, acelerado endeudamiento externo del Gobierno y el sistema financiero que trajo como consecuencia una sobrevaluación creciente del colón al dejar la fijación del precio de la divisa a mercados financieros locales poco desarrollados y eficientes, sin tomar las medidas necesarias para que los mercados de tasas de interés y de divisas funcionen eficientemente.

Afirma el Banco Central que a partir del 2007 el incremento en el gasto del Gobierno y la diferencia entre las tasas de interés reales son los determinantes con el mayor efecto sobre la apreciación real del colón y que la diferencia entre las tasas de interés locales y las externas está explicada por el déficit fiscal creciente.

Lo cierto del caso es que el spread entre la tasa de política monetaria y el promedio ponderado de las tasas del Gobierno más bien ha sido menor al prevaleciente en el 2006 y el 2007, lo cual se explica porque los bonos gubernamentales locales en su mayoría tienen un vencimiento entre 2 y 5 años y la TPM es una tasa a un día.

En otra palabras, quien mantuvo tasas en colones altas, favoreciendo la apreciación, fue el Banco Central y no como producto del déficit fiscal.

Mercados. Se dice que “el mercado” es el que establece los precios de la moneda nacional respecto al dólar y que mal haría el Banco Central en tratar de influir en ese precio. Al respecto deben tenerse presente algunos elementos básicos del comportamiento de los mercados financieros y contrastarlos con lo que ocurre en Costa Rica.

En México, por ejemplo, los intermediarios financieros únicamente pueden mantener posiciones propias por el 15% de su capital y reservas. En Costa Rica, ese porcentaje es del 100% por lo que, ante variaciones en el tipo de cambio, los intermediarios pueden variar sus posiciones a su mejor conveniencia y obtener mayores beneficios, sin que esto refleje las fuerzas del mercado. En un mercado que funcione bien, ningún participante debería estar en capacidad de influir en el precio.

Una de las características de un mercado eficiente es el limitado espacio para el arbitraje. Según los datos emanados de los respectivos estados financieros, los seis intermediarios financieros más activos en ese mercado han tenido ingresos crecientes por cambio y arbitraje de divisas y pasaron de menos de ¢29.000 millones en el 2006 a más de ¢80.000 millones (2,8 veces) actualmente, en contraste con muchas actividades exportadoras y turísticas, que han sufrido.

En mercados financieros eficientes, una reducción de las tasas de interés por parte de un banco central repercute inmediatamente en el tipo de cambio. En Costa Rica, el Central ha reducido varias veces la tasa de política monetaria y el tipo de cambio no se ha movido.

Observando las tasas de interés locales e internacionales de los últimos diez años, vemos que en el 2006 y el 2007, las tasas de interés pasivas (por depósitos) y las activas (por préstamos) guardaban una relación con las tasas internacionales representadas por la tasa Libor a tres meses. Sin embargo, a partir del 2008, y más aún a partir del 2009, las tasas del Banco Central y de los bancos comerciales más bien suben y, en consecuencia, las tasas de los préstamos tanto en moneda nacional como extranjera.

Pareciera que las autoridades económicas no han tomado muy en cuenta la ínterdependencia internacional y los efectos de un sistema financiero muy poco competitivo, dominado por bancos estatales poco eficientes, ni se ha prestado, en diez años, la suficiente importancia al desarrollo y eficiencia de los mercados.

El FMI ha insistido mucho en el desarrollo del mercado secundario de bonos, sin que el Gobierno haya hecho lo que le corresponde.

Aspectos laborales. Hay una serie de iniciativas planteadas por quienes tienen la capacidad de crear empleos. Dentro de esas iniciativas están la flexibilidad de jornadas laborales y la educación dual de la fuerza laboral. Dado el bajo nivel educativo de nuestra fuerza laboral, solo mediante educación en el trabajo se podría mejorar esa situación.

Además, de los trabajadores independientes, únicamente entre un 46% y un 49% cuentan con seguro. Es urgente facilitar la cobertura de esa población, reduciendo la cantidad de requisitos burocráticos para asegurarse. Las cuotas deben ser accesibles, tomando en cuenta que el ingreso promedio de dichos trabajadores ronda los ¢250.000 mensuales.

También deberían revisarse los otros impuestos sobre los salarios, aparte de las cuotas de la CCSS, que afectan la contratación de nuevos empleados y fomentan el empleo informal.

En resumen, los últimos siete años, el desempleo y el subempleo crecieron aceleradamente y las políticas públicas han sido omisas, ineficaces y hasta contraproducentes. No se trata de descuidar la estabilidad sino de que las políticas públicas busquen, con igual empeño y con sentido pragmático, el pleno empleo.