Descongestionar el Estado

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En términos que han sido aceptados por la opinión pública, se habla de la reforma del Estado, lo que está muy bien. Pero esa terminología puede llevar a la creencia de que el Estado no anda tan mal y se trata solo de una reforma que puede ser conveniente u oportuna.

Sin embargo, el asunto es más grave. Es que el Estado está congestionado, entorpecido en su funcionamiento, hasta el punto de que ha sufrido un colapso, un entorpecimiento total, en muchas de sus funciones.

Ocurre que hay personas que viven de la desdicha que sufre el Estado, sea porque así expresamente lo hacen, porque no se han dado cuenta o porque no les importa lo que pase.

Lo más grave es que grupos de costarricenses --bajo la forma de sindicatos, de grupos profesionales, de instituciones autónomas, de ministerios, de programas especiales-- se unen para luchar por el statu quo, que es luchar exclusivamente por sus intereses y en contra del bien de la sociedad costarricense.

Lo anterior significa que hay planteada una lucha entre quienes usan el Estado para servirse y quienes quieren, como corresponde, que el Estado sirva a la sociedad costarricense, ya que esta es su razón de ser. En esa batalla no cabe ser neutral: o con la Patria o contra ella. Así son las cosas.

Dentro de este contexto hay que entender varias cuestiones. Una de ellas, muy importante, la decisión de los políticos con espíritu patriótico de unirse para resolver unidos asuntos de interés nacional. Si los que aman a la Patria se dividen, vencerán los que abusan del Estado, los enemigos de la nación costarricense. Si los buenos políticos se unen, entonces la Patria podrá salir de la mala hora que vive.

No extraña que los sindicatos aprovechados y otros de los grupos e instituciones citadas se opongan al bien nacional: sólo buscan su propio interés. Pero los patriotas reconocidos no deben prestarse al juego de dividir el ejército de la dignidad nacional que, con decisión, plantea resolver algunos de los más urgentes problemas que afectan al país.

Lo importante es que todo convenio patriótico se haga considerando que primero es la Patria y después el partido.

Es oportuno recordar, a como están las cosas, lo que escribió Bolívar al General Santander, quien dirigía el gobierno de la Gran Colombia en 1826, muy aplicable a la situación actual:

"Yo soy de opinión que no sólo no se debe nombrar más empleados, sino que es absolutamente indispensable anular una infinidad que, lejos de hacer ningún bien, embarazan la administración y absorben las rentas del Estado... Si no se hace una reforma completa en todo el sistema de nuestra hacienda, nos vamos a arruinar y la República morirá de consunción."

Si eso pudo decir el gran Bolívar en su tiempo referido a la Gran Colombia. ¿Qué nos diría viendo las cosas que pasan en esta sufrida nación costarricense?

Lo más grave es acostumbrarse a recibir noticias ya no solo de incumplimientos que significan sueldos no honradamente devengados, viáticos injustificados, transferencias sin control o entrega de obras públicas que no sirven como muchas carreteras, sino de esa estocada mortal de las convenciones y laudos que se llevan el dinero nacional sin ninguna justificación, regímenes de pensiones imposibles de sostener y, en general, ventajas para algunos imposibles de generalizar, como si hubiese dos tipos de personas: las privilegiadas y las sin privilegios sino solo con cargas.

Es necesario organizarse más y mejor para combatir sin tregua esa grave enfermedad del Estado. Los políticos con espíritu patriótico deben aliarse estrechamente para dar esa batalla, sin pensar en los dividendos electorales, sino como el soldado Juan que dio su vida pensando únicamente en el bien de su Patria y solo encomendó, a los que estaban cerca, a su madre.

Ese es el espíritu con el que hay que actuar.