Des-cara-dos

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¿Descaradas, ellas, porque no muestran la cara? No, “dar la cara” es mucho pedirles: si la dan, se la rajan. Horror. Ni al mal tiempo pueden ponérsela: no las dejan. Y ya hay casos en Costa Rica.

No es por pereza, como tantos –y tantas– que uno cruza por la vereda y lejos de disculparse o quitarse del medio, siguen ¿cómo diría? des-cara-damente con sus mensajitos dando a entender que el resto del planeta simplemente no existe. ¡Caras vemos… si acaso!

Cara-dura, carebarro su marido, de la pobre: ella debe andar con cara tapada, a veces hasta los ojos, caso del burka: una rejilla de tela permite que vea, pero no ser vista. ¡Ojo! hasta la represión tiene su refinamiento, como con variantes tipo chador, shayla y hiyab, según regiones donde esos, cara de vergüenza les debería dar, no solo esconden sino degradan a la madre de sus hijos. ¡Qué descaro!

Recuerden, descarrillados, hasta las monedas tiene dos caras: el Gobierno holandés prohíbe el uso del velo integral en lugares públicos.

Llevar burka o niqab en sitios oficiales se multará con 405 euros; y señala el ministro que “la ley no tiene ningún carácter religioso”. Menos mal…

Víctor Valembois es educador.