Derecho de respuesta: La historia es, no se inventa

Derecho de respuesta solicitado por el expresidente Miguel Ángel Rodríguez a artículo publicado el 1/7/2018 en la “Revista Dominical”.

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La “Revista Dominical” del periódico La Nación del pasado 1.° de julio, al referirse al nacimiento del niño 4 millones, en Limón el 24 de febrero del 2001, incluye un comentario en el cual tergiversa la historia. Indica que yo, para mejorar mi imagen, “recorría las calles de San José repartiendo dinero a habitantes de la calle”. Eso indica el despliegue de una actividad frecuente y con esa finalidad. Es una actividad que me parecería repugnante: valerse de la miseria de unas personas para aparentar magnanimidad. Y claro, no es cierto.

Se incluye una fotografía en esa publicación en donde estoy inclinado atendiendo a una persona con discapacidad sentada en la calle, cuyo pie de grabado es imposible de leer para quien no busque un lente de aumento. Ese pie de grabado indica que la foto es del mes de diciembre. En esa fecha, ciertamente recorrí calles capitalinas con el ministro de Seguridad y jefes de la Policía (como se ve en la imagen) para dar garantías a los ciudadanos de que se incrementaría la protección a su seguridad en los días en los cuales se reciben los aguinaldos y se efectúan las compras navideñas. Eso lo hice en varios diciembres durante el ejercicio de la presidencia.

Claro que si caminando por San José, o por otros lugares, me encuentro la solicitud de una persona que pide limosna, la atiendo. Sé que eso no arregla su problema, pero la alivia si va acompañada de un trato cordial y afectuoso. Mucho peor es la indiferencia ante la necesidad.

Las medidas de fondo para atender la mendicidad son producir más, preparar mejor e incorporar más personas a trabajos formales, atender eficientemente los problemas sociales especialmente los dirigidos a las personas con mayor pobreza, y esas medidas son las que ocuparon mi tiempo en el ejercicio de la presidencia.

De manera personal y siempre que nos sea posible, todos debemos atender a quien nos pide una ayuda.

Tuve la suerte de ser educado por una familia con valores cristianos. Aunque no tuve carencias importantes, mis padres tuvieron recursos limitados, por ejemplo, nunca poseyeron un automóvil. Pero los martes en mi casa se destinaba una cantidad de dinero para atender a las personas que llegaban a pedir una limosna. Desde muy niño me acostumbró mi mamá a abrir la puerta, saludar con respeto a quien llegara, ir al tocador de ella a recoger unas monedas de las que estaban destinadas a ese fin y llevárselas con cariño a la persona que las solicitaba.

Siempre trato de recordar a mis padres y actuar como ellos me enseñaron.

Miguel Ángel Echeverría, expresidente de la República