¿Deben los medios imitar al New York Times?

El factor transparencia ayuda a incrementar la confianza de los electores en los medios

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La mayoría de los partidos políticos empezarán a prepararse en el 2017 para un nuevo proceso electoral y, por ello, vuelve a resonar la duda que expresé por allá en el 2013: ¿Qué papel jugarán nuestros medios de comunicación?

Es cada vez más común ver en distintos medios reportajes “rosa” o de ataque contra posibles candidatos presidenciales o figuras públicas, sus familiares o cualquiera que los acompañe en la lucha por llegar a Zapote o a ocupar una curul en Cuesta de Moras.

Este tipo de reportajes no son ilegales, pero tampoco fomentan un debate social sobre las mejores propuestas, candidatos, equipos u opciones que tendremos los electores en el 2018.

No se trata de negar a editores y periodistas su libertad de expresión o de prensa, tampoco de restringirles su participación activa en procesos electorales. Ese es un derecho de todos los ciudadanos costarricenses.

Lo que resulta inadecuado es que disfracen su agenda personal, que la oculten de sus lectores, en artículos publicitados como imparciales.

¿Qué pasa en otros países cuyos medios de comunicación sí hacen públicas sus adhesiones político-electorales?

Apoyo y resultado. En Estados Unidos, por citar uno de los ejemplos mejor conocidos, periódicos han estado apoyando candidatos presidenciales desde hace más de un siglo.

El editorial de The New York Times del 11 de octubre de 1860 comienza con “Mr. Lincoln, de Illinois, cariñosamente conocido como 'Old Abe'”, marcando así la pauta que seguiría el medio en la próximas elecciones.

Se preguntarán si tuvo alguna influencia el apoyo de The New York Times en el triunfo de “Old Abe” o si no tuvo efecto alguno.

El posible impacto de estos llamados patrocinios es analizado en el libro Everything You Think You Know About Politics and Why You’re Wrong de Kathleen Hall, directora del Centro de Política Pública Annenberg de la Universidad de Pensilvania.

Ella concluye, entre otras cosas, que no puede determinarse con certeza que una adhesión pública de un medio favorezca o perjudique a un candidato.

Sin embargo, en la mayoría de las elecciones estadounidenses, desde 1940, el candidato que contaba con el apoyo mediático más fuerte resultó ganador. Obama ha sido respaldado por The New York Times en sus dos campañas y todos sabemos el resultado de ellas.

Se han presentado, como es lógico, unas pocas excepciones. Franklin Roosevelt obtuvo apoyo de menos de una cuarta parte de los periódicos en sus dos últimas contiendas para la reelección, mientras que Harry Truman solo reunió el apoyo del 15% en 1948.

En el 2004, John Kerry obtuvo mayor cantidad de patrocinios de medios que George W. Bush; sin embargo, no obtuvo un resultado favorecedor en las elecciones.

Grandes periódicos como The Boston Globe, The New York Times y The Miami Herald, así como muchísimos otros medios de menor tamaño, han expresado, de forma histórica, su apoyo a la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton. Podremos evaluar su impacto en unos meses y ver si encaja dentro de la regla o es una excepción como las relatadas con anterioridad.

Beneficio. ¿Para qué serviría esto en Costa Rica? El que medios publiquen abiertamente su inclinación política permitiría inculcar en el lector un mayor interés por hacer análisis detallados de la información que se le presenta, a sabiendas de las preferencias del medio.

No se asume que cada publicación contiene datos y hechos objetivos, sino que fomenta la investigación, la comparación y el estudio para tomar una decisión mejor balanceada.

Ayudaría también a nuestros medios de comunicación a mantener o recuperar su credibilidad al permitir a sus lectores conocer los intereses de los accionistas. Al no existir una agenda oculta y poder conocer preferencias personales o grupales, aumenta la relación de confianza entre el lector y el medio de su preferencia.

Pero, sobre todo, y personalmente, es el punto que me genera mayor interés, sería un paso a favor de limpiar la política. Sí, esta apertura, esta transparencia de los medios, beneficiaría la política nacional.

Es más sano saber si la línea editorial y los accionistas decidieron apoyar a un determinado candidato o un determinado programa de gobierno y entender el motivo que impulsa ese apoyo.

Resultado de la claridad. Señala Hall en su libro que en Estados Unidos es una creencia generalizada que la política ha decaído y que las campañas son cada vez más negativas.

La forma dominante de discurso es el ataque. Los electores creen que las campañas no son valiosas, las consideran insípidas y vacías. Sin embargo, concluye que esos puntos de vista no son compartidos por aquellos que leen diarios cuyos patrocinios políticos son claros; es decir, el factor transparencia ayuda a incrementar la confianza de los electores hacia el sistema y sus participantes.

La cura de la democracia es más democracia, por ello insto a directores y accionistas de los medios en Costa Rica a publicar sus preferencias políticas, y así nos permitan conocer sus intereses, su visión de país, y los ciudadanos que recibimos la información podremos procesarla entendiendo el sesgo natural que sus necesidades particulares conllevan.

Esta medida fortalecería la legitimidad en los medios de información, permitiría al ciudadano conocer desde un inicio los intereses en la publicación de una noticia, por lo cual tendrá un proceso más crítico y racional de lo que lee u observa.

Adecuándose a este escenario, la objetividad se verá fortalecida y no se tendría que cuestionar constantemente los intereses particulares de medios cuya función principal debería ser siempre informar al ciudadano para la toma de decisiones, no direccionarlo.

Este tipo de evolución sería beneficioso no solo para el periodismo nacional, sino también para todo el ejercicio democrático.

Para que la política costarricense sea más transparente, los partidos y los medios deben ser más transparentes. Hacer explícitas sus preferencias sería un paso claro y moderno en esa dirección.

La autora es estudiante de Derecho.