De Buber a Bieber, ¡vaya!

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¡Imposible comparar a Martin Buber, filósofo austríaco fallecido en 1965, con Justin Bieber, actual cantante canadiense! Y sin embargo…

Del pensador he vuelto a leer Eclipse de Dios ( Gottesfinsternis, de 1952). Vaya, ideas todavía válidas: mucho antes del encapsulamiento que constatamos, con tanto joven absorbido en sus audífonos, en el preludio ya se advertía que “la verdadera atención es rara en nuestro tiempo”.

No hay dilema. Entre Buber, precursor del personalismo, y Bieber, chiquillo ya no tan chico que por todas partes logra promoverse comercialmente, cabe una clara dicotomía: o se es capaz de gastar ¢40.000 por un souvenir de esa última encarnación de show, exterioridad, u ojalá más vale bajar gratis por Internet el librito de Martín Buber. Busquemos trascendencia: ¡También tenemos espiritualidad!

Frente al buscador sincero que invita a no confundir ruido con reflexión, Sorry resulta entonces lo que ha de sentir ese embaucador, hasta con consignas futbolísticas locales…. ¿No será que ahora la gente ya no distingue entre “colectividad”, masa y “comunidad”? Al yuxtaponer Buber y Bieber, he buscado concienciar respecto de una peligrosa evolución mental en el aire. He escogido.

El autor es educador.