¿Crisis en en PLN?

Unos quieren acentuar el giro a la derecha; otros queremos recuperar la socialdemocracia

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Las celebraciones del 60 aniversario de Liberación Nacional terminaron con un fuerte intercambio de cañonazos entre los expresidentes Luis Alberto Monge y Óscar Arias. Truenos para la historia patria.

Como se sabe, la palabra ‘crisis’ tiene dos acepciones: como conflicto y muerte, o como oportunidad y vida. ¿Hay crisis en Liberación Nacional? Mi respuesta es que todo depende.

Si la actual cúpula acepta la tesis del alcalde de Heredia, de que se proclame por la actual asamblea plenaria, o por un medio restringido, al próximo candidato(a) presidencial, sin convocar a una convención nacional abierta a todos los costarricenses, sin elecciones previas cantonales, sin lucha de tendencias, sin debate y sin crítica ni autocrítica, estamos ante una crisis de conflicto y de muerte. Esa es la tesis conocida como de los “mantecas”.

Debate revitalizador. Si es lo contrario y se respeta la democracia interna de Liberación Nacional, entonces, desde las bases y el pueblo liberacionista, más allá del aparato partidario y del intento de imposición desde las alturas, surgirá el debate revitalizador, la crítica y la autocrítica y, como su resultado, se expresarán correcta y libremente los varios liderazgos y las alianzas necesarias, hacia las elecciones del 2014. Ese es el camino de la oportunidad y de la vida. Esa es la tesis de los que estamos en rebelión interna.

Por eso sorprenden las cándidas expresiones de don Bernal Jiménez, presidente del Directorio Político y persona bien informada de lo que sucede, afirmando que no hay crisis. Peor aún, su afirmación, consignada por La Nación en su crónica del 15 de octubre, de que “la honradez no tiene que ver únicamente con el manejo de fondos públicos, sino también con la lealtad a los principios políticos”. Esta frase es de antología y es impropia, porque, si de lo que se trata es de defender a tres alcaldes enjuiciados por corrupción y a un diputado que se dice cobra peaje por las obras públicas en su región, muy mal está la actitud de la actual cúpula de Liberación Nacional. Antes decíamos que primero estaba Costa Rica y después el partido político.

Obstáculos a la Presidenta. No puedo tampoco ignorar la tesis de mi gran amigo don Chico Morales, publicada también en La Nación el día 12 de octubre, de que la solución a esta ebullición liberacionista es que la señora presidenta de la República regrese al regazo solícito de los hermanos Arias, de donde nunca debería haber salido. Por Dios, ¿por qué no dejan, de una vez por todas, que doña Laura gobierne a su estilo, en sus tiempos y con su gente? Su legitimidad constitucional, por si alguien lo ha olvidado, proviene del 47 % de los votos que recibió en las urnas electorales. No proviene de ese regazo. Déjenla, de una vez por todas, gobernar. Eso queremos la inmensa mayoría de los costarricenses. Háganlo, aunque sea por respeto al 60 aniversario.

En Liberación Nacional y por dicha, como dice nuestro pueblo, hay un profundo debate ideológico y no “pequeñas diferencias”, como afirman mis dos estimados amigos, sobre la visión del país y el liderazgo que queremos. Unos quieren acentuar el giro hacia la derecha ideológica; otros queremos recuperar la socialdemocracia y el reformismo de los padres fundadores, ajustando los principios originales a una visión moderna y pragmática de lo que es posible y viable en el tiempo que vivimos. Ese es el tema de fondo.

Si nos dejan, como en la famosa canción, será el pueblo liberacionista el que resolverá esta controversia de fondo, en una convención nacional que debe ser abierta y en un partido sin dueños. De eso se trata la crisis de Liberación Nacional. El tiempo dirá cuál es la acepción correcta de la palabra ‘crisis’, como vida o como muerte. Por eso este feliz 60 aniversario generó tanta polémica.