Crisis de autoridad

Hannah Arendt adelantó lo que viven hoy los centros educativos en su clásico ensayo ‘La crisis de la educación’

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Las crisis nos llevan a la tarea de pensar. Una tarea de la que ya hablaba Hannah Arendt en su clásico ensayo “La crisis de la educación”. Para esta filósofa, existe una estrecha relación entre la crisis de la educación y la crisis de la autoridad y, en esta brecha, una verdad está en juego.

Arendt identifica el origen de la crisis educativa en tres supuestos. El primero es un pretendido “mundo de los niños”, que debe ser autónomo y emancipado del “dominio” de los adultos.

Cuando el adulto renuncia a ser un agente educativo, so pretexto de respetar al niño, llegaremos a un mundo de “derechos sin deberes”. ¿Dónde queda la autoridad de los padres?

El segundo supuesto es la promoción de una pedagogía que privilegia los “métodos de enseñanza” por encima de los contenidos. El docente se centra en dichos “métodos” antes que en la propia preparación en su área de conocimiento.

El maestro sería alguien que debería “poder enseñarlo todo”. Ello resta importancia a la preparación de los profesores en áreas específicas del saber. Cuando se devalúa el saber y se diluyen los contenidos se lesiona la legítima autoridad del profesor.

Las “horizontalidades pedagógicas” suelen llevar a la animadversión hacia la enseñanza o al aburrimiento, incluso a hostilidad hacia la figura del docente.

El tercer supuesto es la sustitución del aprender por el hacer (del conocimiento por las “habilidades”) y del trabajo por el juego. Existen, asimismo, consecuencias cuando se sustituye el esfuerzo disciplinado por la actividad lúdica y “espontánea”.

¿Qué podemos esperar ante el debilitamiento de los contenidos y de las exigencias? Hannah Arendt concluye que la educación entra en problemas cuando se encuentra sometida a presiones utilitarias y pragmáticas, ya sea en una vertiente tecnocrática o ideologizante.

“En el mundo moderno, el problema de la educación consiste en el hecho de que por su propia naturaleza la educación no puede dejar de lado la autoridad ni la tradición, y que debe, sin embargo, ejercerse en un mundo que no está estructurado por la autoridad ni retenido por la tradición”, afirma la escritora y teórica política en su ensayo, publicado en 1954.

Sin ese hilo cadena de la tradición se corre el riesgo de olvidar, “porque la memoria y la profundidad son lo mismo, o mejor aún, el hombre no puede lograr la profundidad si no es a través del recuerdo”, agrega.

Esto cobra especial interés en el campo de la educación y de la pedagogía. El acto educativo no puede diluirse ni el lugar del educador puede destituirse.

Lo anterior devaluaría la educación y, por ende, la cultura. Una cultura que no es ajena a los efectos de la globalización. Como afirma el psicoanalista Antonio di Ciaccia, “la globalización no funda comunidades, sino centros comerciales; no produce ciudadanos, sino consumidores”. ¿Está brindándonos este tipo de educación claves para pensar y actuar? ¿Una educación para ser libres?

La forma griega de gobernar y tratar asuntos internos era la persuasión (reino de la razón) y la forma habitual de tratar los asuntos externos era la coacción y la violencia (reino de la fuerza).

Algunos acuden a la fuerza cuando la autoridad fracasa, pero la verdad es que “lo que no se pudo realizar por poder, lo consiguió la autoridad”, manifestó Cicerón en el discurso contra Pisón.

Para Arendt, debe encontrarse un nuevo fundamento de la educación y del gobierno más allá de las vías de la persuasión y de la coacción. La autoridad no consiste tanto en el ejercicio del poder (potestas) como en su fundamento: la autoridad (auctoritas).

La auctoritas es una fuerza que sirve para sostener y acrecentar las posibilidades del otro, incluso para desarrollar sus capacidades y reforzar sus buenos comportamientos.

Esta es la autoridad moral o autoridad educativa, que se basa en la credibilidad de quien la ejerce y en la confianza de quien la recibe. He ahí la verdad que quizás está en juego.

hf@eecr.net

La autora es administradora de negocios.