Criar unicornios

Nos equivocaríamos al pensar que todas las empresas son de software o de Internet

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Aileen Lee, experimentada inversionista de riesgo, en un artículo publicado en noviembre del 2013 en Tech Crunch acuñó el término “unicornio” para referirse a las empresas norteamericanas de software nuevas ( start ups ) con una valoración igual o mayor a $1.000 millones.

En dicho texto, ella enumera 39 empresas con esas características y busca similitudes entre ellas. Analiza a los fundadores por edad, experiencia, educación etc., la geografía, el mercado –consumidores o corporativo– y el modelo de negocios empleado. Sus conclusiones son interesantes.

Este “club de unicornios” en esa época representaba el 0,07% más exitoso de las start ups . Según su definición, las empresas salen del club cuando sucede un acontecimiento de liquidez: o hacen oferta pública o son adquiridas por otra empresa.

En los diez años anteriores al 2013 nacieron solo cuatro unicornios al año, y en las tres décadas anteriores entre uno y tres superunicornios (valoración superior a $100.000 millones) en cada década.

En el artículo de Lee, solo estaba Facebook como superunicornio. En promedio, tomaba un poco más de siete años que se produjera el acontecimiento de liquidez.

En enero de este año, la revista Forbes amplió la definición para incluir toda empresa privada (que no haya hecho oferta pública, ni pertenece a otra empresa registrada en bolsa) radicada en cualquier parte del mundo.

En la lista de Forbes, en febrero aparecen 80 unicornios, en la última actualización trimestral de dicha selección, mayo de este año, incluye más de 100.

En la lista del 2013, Uber aparece en el lugar 14, con una valoración de $3.500 millones, y Airbnb en el puesto18, con una valoración de $2.500 millones.

En la lista de mayo, Uber aparece en segundo lugar, con una valoración de $41.000 millones, y Airbnb en el tercero con una valoración de $20.000 millones. Uber fue fundada en el 2009 y Airbnb en el 2008.

Si bien la valoración de una empresa no registrada en bolsa es un poco sospechosa, porque la hacen los expertos inversionistas, algunos sesgados por lo que han invertido en la empresa, es una buena guía de la creación de valor, tanto en velocidad como en cantidad.

Forbes , por su parte, consulta y estudia muchos más ángulos para obtener un buen estimado de cuánto cuesta la empresa.

De la última selección hecha por Forbes, sobresale la distribución geográfica de los unicornios. Si bien hay bastantes alrededor de San Francisco, los encontramos en todo el globo, en países grandes y pequeños.

Queda patente lo que repiten siempre en Singularity University: hoy no hay que ser ni rey, ni reina, ni presidente, ni emperador para cambiar el mundo. Un muchacho o muchacha humilde de un pequeño pueble puede, perfectamente, cambiar el mundo.

En gran parte, debido al poder de la Internet y al valor de las ideas. Es casi obligatorio preguntarse: ¿Cómo es posible que una empresa creada hace seis años tenga un valor de mercado igual al PIB de Costa Rica?

Unicornios fascinantes. Nos equivocaríamos al pensar que todas las empresas son de software o de Internet. En sexto lugar encontramos a SpaceX, una empresa de exploración espacial; en décimo está Theranos, de servicios de laboratorio.

A mí personalmente me encantó encontrar en el puesto número 11 a Didi Kuaidi, una empresa china fundada en el 2012 (valorada ya en $8.800 millones) por las dos empresas de taxis más grandes de Pekin, donde en lugar de protestar contra Uber le pusieron la competencia. ¡Y en China, le van ganando!

Llama también la atención WeWork, en el lugar 15, una compañía de bienes raíces especializada en albergar start ups ”.

El caso de WeWork, y de casi todos los unicornios, es que son un modelo de negocios novedoso y una fuerza laboral flexible y entusiasta.

Pero no podemos dejar de mencionar al unicornio más grande del mundo, Xiaomi, un negocio chino con un impresionante equipo gerencial sacado de Google, Apple, Microsoft etc. Todos chinos graduados en universidades americanas, con cara de jóvenes –aunque sospecho no son tan jóvenes–. Son fabricantes de hardware, con diseño exquisito, venta por Internet, bajos precios y dedicados al mundo en vías de desarrollo.

El término “unicornio” para representar una empresa emergente de gran valor lo escogió Lee por representar un hecho insólito, poco probable que casi nunca ocurre. Pero parece que estamos en la era de los unicornios y sería ridículo pensar que ocurren al azar.

Es urgente establecer un criadero. ¿Cuántos unicornios necesitaríamos para cambiar el país para siempre?

Roberto Sasso es ingeniero.