Costa Rica y su sistema de salud en comparación con los mejores

Costa Rica debe trabajar vigorosamente para disminuir la mortalidad infantil y materna, y aumentar la expectativa de vida

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Desde el 2012, he tenido la oportunidad de observar los sistemas de salud de varios países y comparar los índices de salud de Costa Rica. Destaco algunos de los que me han impresionado: Nueva Zelanda, Singapur y Corea del Sur.

En el 2021, la mortalidad infantil en Nueva Zelanda, cuyo territorio es relativamente pequeño y su población alcanza los 5 millones habitantes, fue de 3,5 por 1.000 nacimientos vivos, la mortalidad materna ascendió a 7 por cada 100.000 nacimientos vivos y la esperanza de vida fue de 82,06 años.

Singapur, también con aproximadamente 5 millones, reporta en el 2023 una mortalidad infantil de 1,4 por 1.000 nacimientos vivos, una mortalidad materna de 2,6 por cada 100.000 nacimientos vivos y una expectativa de vida de 83,7 años.

Corea del Sur, con 51,7 millones de habitantes, tiene una mortalidad infantil de 1,7 por 1.000 nacimientos vivos, una mortalidad materna de 10 por cada 100.000 nacimientos vivos y una expectativa de vida de 83,4 años.

En Costa Rica, con una población similar a la de Nueva Zelanda y Singapur, la mortalidad infantil es de 8,68 por 1.000 nacimientos vivos (datos del 2021), la mortalidad materna es de 22 por cada 100.000 nacimientos vivos y la expectativa de vida es de 79,28 años. En Cartago, la mortalidad infantil es mayor: 9,75 por cada 1.000.

Al comparar las estadísticas, puede parecer que la diferencia no es significativa; sin embargo, sí lo es, y resultan difíciles de igualar.

Las causas más frecuentes de muerte en niños durante el primer año de vida (definición de mortalidad infantil) incluyen complicaciones asociadas a la prematuridad y malformaciones congénitas complejas. Estos casos requieren tratamientos especializados con tecnología avanzada y profesionales preparados en el manejo de patologías específicas. Estas mismas dificultades se presentan al intentar reducir la mortalidad materna o aumentar la esperanza de vida en una población.

Pretender reducir la mortalidad infantil no es una tarea sencilla; requiere un enfoque multidisciplinario con profesionales altamente capacitados. Esto implica un cuidado óptimo durante el embarazo para prevenir el nacimiento prematuro y detectar precozmente malformaciones congénitas o problemas genéticos.

Esta anticipación permitiría, en algunos casos, tratamientos in utero, o estar preparados para actuar inmediatamente tras el nacimiento del bebé.

Igualmente, al nacer un niño prematuro, es fundamental estar listo para el tratamiento oportuno de las complicaciones, que van desde problemas pulmonares asociados a la prematuridad hasta infecciones debido a un sistema inmunitario inmaduro, así como estancias hospitalarias prolongadas.

Es crucial contar con equipos quirúrgicos especializados en cirugía neonatal para corregir total o parcialmente malformaciones congénitas. En casos que requieran intervenciones quirúrgicas, es esencial realizarlas en el momento adecuado, especialmente las malformaciones congénitas, como las cardiovasculares o pulmonares. La intervención temprana suele traducirse en resultados más favorables.

Noté una diferencia significativa entre estos países y Costa Rica: las universidades y hospitales están vinculados estratégicamente con reconocidos centros educativos y médicos en Europa y Estados Unidos.

Estas alianzas estratégicas son cruciales, ya que brindan la oportunidad a los médicos locales de realizar pasantías o recibir entrenamiento en centros de vanguardia. Además, respaldan estudios clínicos locales que contribuyen a comprender la incidencia de diversas patologías y evaluar los resultados clínicos de distintas intervenciones quirúrgicas.

Costa Rica debe trabajar vigorosamente para disminuir la mortalidad infantil y materna, y aumentar la expectativa de vida de la población. Debemos compararnos con países que tengan mejores índices de salud, no se vale hacerlo con aquellos que, como las naciones vecinas, enfrentan otros problemas políticos y sociales, que se reflejan en sus indicadores sanitarios.

Las listas de espera de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) son un problema institucional, pero no es el único pendiente de resolver. La responsabilidad recae también en el Ministerio de Salud como ente rector y en la CCSS en su calidad de prestataria.

adriano.arguedas3@gmail.com

El autor es pediatra infectólogo.