Costa Rica necesita un canciller respetable y justo

El país permanece inerte ante lo que sucede en el mundo y, sobre todo, en Nicaragua.

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El país permanece inerte ante lo que sucede en el mundo. Por ello, fue imprudente la destitución de Sergio Ugalde, embajador en los Países Bajos.

La situación geopolítica mundial es crítica en estos momentos, el tiempo corre y Costa Rica no puede darse el privilegio de quedarse a un lado como espectadora.

Tres potencias internacionales —Estados Unidos, China y Rusia— se encuentran en una pugna por la hegemonía. Estados Unidos y China están insertos en una guerra comercial debido al nacionalismo del presidente Donald Trump y por el crecimiento acelerado de importaciones desde China. Por otro lado, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha promovido una “guerra fría 2.0” con los Estados Unidos y Europa, debido a sus incursiones en Ucrania y Siria en los últimos años y a las acusaciones de interferir en las elecciones presidenciales de otros países.

Pecamos de ingenuos cuando creemos que tales acciones no tienen implicaciones para Costa Rica.

Canadá, a solicitud de los Estados Unidos, arrestó a la vicepresidenta de Huawei, Meng Wanzhou, hija del propio dueño de la empresa, por, supuestamente, violar las sanciones estadounidenses contra Irán al venderle tecnología de comunicación. China ha venido este año tejiendo lazos diplomáticos y económicos fuertes con Panamá y El Salvador, mientras Costa Rica pierde su atractivo desde hace años por culpa del pésimo manejo de nuestras relaciones por parte de los últimos gobiernos.

Rusia acaba de activar mesas de trabajo con Venezuela para elevar y modernizar la capacidad de defensa de las fuerzas armadas de Nicolás Maduro, déspota que ha cerrado acuerdos de inversión por $6.000 millones con los rusos para tales efectos. Irán es otro que se suma a la contienda, al enviar barcos y helicópteros por cinco meses a Venezuela, en represalia por las sanciones impuestas por la administración Trump.

Junto al peligro. Ni que decir de nuestros vecinos nicaragüenses, donde el dictador Daniel Ortega coopera desde hace años con la inteligencia y la armada rusas debajo de nuestras narices. Desde el 2016 han autorizado el ingreso de cientos de tropas rusas a suelo nicaragüense, así como barcos y tanques de guerra.

En territorio nicaragüense, permanecen más de 200 militares de esa nación euroasiática al año, rotando cada cierto tiempo y residiendo, en su mayoría, en puerto Sandino, en el Pacífico. En abril del 2017, inauguraron una estación satelital a cargo de Roscosmos, la agencia espacial de Rusia, y también construyeron un centro de capacitación antidrogas donde hay pisos cuyo acceso es exclusivo para el personal de la Federación de Rusia.

Dicho país está estableciendo una base de operaciones militares y de espionaje en Nicaragua. Mientras tanto, la administración Alvarado Quesada toma la pésima decisión de sustituir al abogado Sergio Ugalde, embajador en los Países Bajos, quien ganó el litigio de Costa Rica contra Nicaragua en el tribunal de La Haya, por otra persona sin el mismo conocimiento y sin la misma experiencia.

Violencia en escalada. La represión y violencia de la dictadura orteguista no deben continuar. Líderes locales opositores debieron exiliarse o fueron apresados, y ya comenzaron a perseguir a los medios de comunicación, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y a la sociedad civil. Los diputados orteguitas retiraron la personería jurídica a nueve ONG de derechos humanos por “promover y financiar grupos que quieren desestabilizar el país”. El régimen ha matado a más de 500 personas y ha arrestado a más de 600 por participar en protestas.

¿Cuál es la posición de Costa Rica sobre la Nica Act (Nicaraguan Investment Conditionality Act, ley de condicionamiento de las inversiones en Nicaragua) estadounidense para sancionar al régimen dictatorial de Ortega?

El tiempo corre y Costa Rica no tiene el privilegio de quedarse a un lado como espectadora.

Por ello, Costa Rica debe nombrar un canciller digno y justo para liderar en Centroamérica y Latinoamérica. Podemos más.

Artículo escrito por los diputados María Inés Solís Quirós, Pedro Muñoz y Pablo Heriberto Abarca.