Costa Rica demanda unidad nacional

Necesitamos una nueva solidaridad desde una nueva conciencia de un nuevo humanismo

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Ante los retos que enfrenta nuestro país, se hace necesario y urgente que, al igual que en el pasado, se vuelva a la política grandiosa. Esa que produce ideas y propósitos grandiosos e innovadores.

Es pertinente recordar que el país demanda con urgencia aquel nuevo espíritu que encendió el presidente Kennedy en Estados Unidos con “la nueva frontera” y, en nuestro país, don José Figueres Ferrer en 1948 y 1949 con la Segunda República. Debe ser una política grandiosa de ideas desde un nuevo tiempo, con la finalidad de enrumbar a nuestro país por la senda del desarrollo innovador y sostenible acorde con los tiempos y visión de futuro.

Dice el maestro Deshimaru, sintetizando el pensamiento oriental: “A veces, la desgracia se convierte en fortuna; otras veces, es la felicidad la que conduce a la desgracia. El espíritu debe seguir siendo el mismo, tranquilo y apacible”.

Nuestro país necesita imperativamente la serenidad de un espíritu en calma, con el objetivo de meditar para construir, con visión a largo plazo; todos juntos, un país desarrollado y solidario.

Nuevos horizontes. Es importante destacar que el ser humano debe encontrar nuevos horizontes, una nueva solidaridad desde una nueva conciencia de un nuevo humanismo, que nos ayude a planificar estratégicamente un mejor país y dar ese gran salto al desarrollo que la gran mayoría de los costarricense anhelan desde hace mucho tiempo.

Se hace necesario destacar que este es un pueblo solidario y lo ha demostrado en gran cantidad de ocasiones. Hoy, es necesario que ese espíritu de unidad nacional renazca en todos sin distingo social, político, económico o de cualquier índole, con el objetivo de tomar las decisiones impostergables por el bien de todos, pero especialmente por las nuevas generaciones.

Durante mucho tiempo se ha dicho que nuestro país no avanza y que la toma de decisiones urgentes se aplaza por falta de liderazgo, otros dicen que por cálculo político, otros que por la ingobernabilidad existente, pero lo cierto es que con el pasar del tiempo la paz social se ve amenazada por el narcotráfico, la drogadicción, la inseguridad ciudadana, etc. Estos son flagelos muy peligrosos que destruyen cualquier sociedad.

El ser humano no puede nacer para el totalitarismo ciego ni para el consumismo frío y egoísta; hay que derribar algunos muros, quizás un poco difíciles, y solo con la unidad nacional se logrará construir una Costa Rica desarrollada y solidaria a largo plazo.

La autora es administradora de negocios, expresidenta de la Federación de Mujeres Profesionales y de Negocios de Costa Rica.