Contaminación del agua por abonos químicos

El abono orgánico ayuda a mitigar el impacto en el medio ambiente

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La agricultura, pilar de sostén de la humanidad y que le ha permitido volverse sedentaria y desarrollarse, ha causado también un enorme daño al medio ambiente. Los abonos de origen químico han alterado los agentes abióticos, como el agua, y los bióticos, como los animales vivos; no es más que el deterioro del medio ambiente por acción de los seres humanos.

En el 2015, habrá 1.000 millones de personas sin acceso al agua potable (OMS/Unicef); mucha de la contaminación se debe a organismos que causan enfermedades y la otra parte, a la contaminación por medio de sustancias químicas; la concentración de sales disueltas en el agua es una de las más difíciles de resolver.

Es un grave problema por enfrentar, para las nuevas generaciones, encontrar fuentes del gran diluyente universal: agua limpia.

Los fertilizantes sintéticos, así como el incremento de los desechos de origen humano, en los últimos años doblaron la cantidad de nitrógeno en el ambiente. Después de que llega a ríos y océanos, fomenta el crecimiento de algas y bacterias y causa un daño irreparable al medio ambiente; contribuye así a la alteración de los ecosistemas y a fomentar el cambio climático.

Costa Rica no es tan ajena como podría pensarse. Recientemente se han dado noticias sobre el humedal de Palo Verde, rescatado con el apoyo de la empresa privada; ahí, la tifa y la zarza son dos plantas que cubrieron por completo el espejo de agua del santuario de aves migratorias, por causa de los residuos arrastrados de agroquímicos en el agua provenientes de los cultivos de caña, melón y arroz de la zona. El crecimiento desmesurado y la reproducción de estas especies se deben a los residuos de agroquímicos que se desplazan por los canales hasta el golfo de Nicoya y, finalmente, llegan al océano Pacífico.

En Banderillas, Cartago, desde abril de 2006, corren riesgo 400 pobladores porque el acueducto de la comunidad terminó contaminado por el uso constante de fertilizantes. Las aguas de El Cairo y La Francia, en agosto de 2005, estaban contaminadas con Bromacill, un agroquímico usado en el cultivo de piña, mientras que el embalse servidor de 600.000 capitalinos y cartagineses incrementó su toxicidad por gasolina un año antes (A y A). Estos son solo algunos ejemplos de la contaminación del preciado líquido por la actividad humana.

La presencia de residuos de distintos agroquímicos en suelos, aguas superficiales y aguas subterráneas pone en riesgo la disponibilidad del agua; es importante que la moderación en el uso de agroquímicos sea una realidad, pues la dependencia de ellos es una práctica enquistada en nuestra agricultura.

Por esta razón, fomentar la producción de abonos orgánicos ayuda a mitigar el impacto en el medio ambiente; se obtendría, también, una reducción notable en la factura de agroquímicos de la unidad productora.

Producir sin enmiendas químicas es algo que puede alcanzarse usando abonos hechos a partir de los recursos de las fincas. Muchos de los residuos, como hojas y ramas provenientes de las podas, son biomasa; con ayuda de una máquina o de un machete se cortan en trozos pequeños y se hace una caja o pila de compostaje. Ahí pueden agregarse microorganismos eficientes, capturados en los bosques; después del trampeo permanecen en un recipiente con semolina y miel de purga, para su reproducción.

Cuidar el agua y el recurso de los suelos es un punto clave para la supervivencia de la humanidad; después de todo somos un 75% de agua, y los organismos vivos contienen de un 60% a un 90% en sus cuerpos. Es imperativo reflexionar al respecto.

Pablo Brizuela Calvo Estudiante de Agronomía (UNED) y agricultor orgánico