Cómo prevenir y tratar la diabetes

La prevención de la diabetes se debe enfocar en evitar la obesidad y el sedentarismo

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Desde hace varios años, la diabetes mellitus ha ganado popularidad. La diabetes es frecuente y las complicaciones son serias. La Federación Internacional de Diabetes había estimado que para el año 2025 la población de diabéticos alcanzaría cifras hasta de 300 millones en todo el mundo y, lo que es más preocupante, el aumento de la diabetes en América Latina sería del 148%. En Costa Rica, su prevalencia subió del 5%, en los años noventa, a aproximadamente un 10% en años más recientes.

El aumento de la prevalencia de la diabetes, en particular la de tipo 2, que se presenta en adultos, tiene una relación directa con la obesidad y, siendo Costa Rica un país en el que se han reportado las alarmantes cifras de obesidad de hasta un 60% en adultos, es entendible la evolución que ha experimentado la diabetes en Costa Rica.

Las causas de la obesidad son múltiples; participan factores genéticos y ambientales, en particular el sedentarismo y la ingesta calórica exagerada.

Estudios recientes demostraron que componentes en el estilo de vida alteran el metabolismo energético e inducen a la obesidad.

Horarios nocturos de trabajo y alteraciones del patrón del sueño afectan el reloj biológico e inducen modificaciones en la regulación neurohipotalámica del apetito, y alteraciones en la expresión genética de procesos metabólicos que causan resistencia a la insulina y alteraciones en la producción de insulina.

Prevención de la diabetes. La prevención de la diabetes se debe enfocar en evitar la obesidad y el sedentarismo. Tanto en este país como en otras regiones del mundo, a pesar de que se conoce qué se debe hacer para prevenir o retardar el desarrollo de diabetes, no se han aplicado las estrategias necesarias para modificar estilos de vida, principal arma para su prevención. Más bien y tristemente, los estillos de vida no saludables como la alimentación inadecuada, el sendentarismo y el tabaquismo ganan terreno.

Es contrastante que nuestra sociedad y sus gobernantes que aprecian y reconocen los logros de nuestro país al reducir morbilidad y mortalidad infantil y mejorar la expectativa de vida, no hayan mostrado la voluntad para promover estilos de vida saludables en la población. Seguimos esperando una aprobación de una ley antitabaco; que se tomen medidas en escuelas y colegios para reducir el número de adolescentes con sobrepeso y obesidad. La filosofía con que se desarrolló en los años 70 el Hospital Sin Paredes, para prevenir enfermedades que afectaban la población infantil, podría ser tomada como ejemplo para enrumbar la atención primaria hacia la prevención de las enfermedades y la promoción de la salud.

Tratamiento. Los diabéticos mal controlados van a sufrir inevitablemente cambios en sus vasos sanguíneos, que irrigan al corazón, cerebro, riñón, ojos, extremidades, cuyas repercusiones se manifestarán como infartos, derrames cerebrales, insuficiencia renal, ceguera y amputaciones. Por eso es que los diabéticos, sin control adecuado, viven en promedio 10 años menos y sufren tempranamente las complicaciones antes citadas. En materia de finanzas, debe recordarse que se ha estimado que por cada dólar utilizado en el control de la diabetes se ahorran hasta 10 dólares en tratar las complicaciones.

Las investigaciones han permitido conocer los procesos por los cuales se desarrolla la diabetes, los mecanismos que explican sus complicaciones y, lo más importante, qué se debe hacer para controlar adecuadamente la enfermedad y de esta forma prevenir las complicaciones.

Esto último es una tarea difícil, costosa y requiere intregrar la atención de los profesionales de la salud, estimular la participación del paciente y su familia.

Para esto, un componente de suma importancia es la educación en diabetes, que facilita al enfermo y a su grupo familiar conocer más su enfermedad, tomar decisiones adecuadas en su dieta de estilos de vida y apegarse al tratamiento. De especial importancia para lograr que el paciente se empodere, es disponer de un glucómetro y de las cintas reactivas que le permitan conocer sus niveles de glicemia. Desafortunadamente, el costo de estos equipos es desorbitante, por lo que instamos a que las autoridades competentes tomen medidas para reducir los impuestos a estos equipos esenciales para le diabético. Aún más, los nuevos fármacos, que han mostrado que facilitan el control de la glicemia, y tratan otras alteraciones frecuentes en diabéticos, como la hipertensión arterial y la elevación del colesterol, no están disponibles universalmente en Costa Rica.

La atención del diabético también debe contemplar aspectos emocionales, su entorno familiar y negociar con el paciente los cambios en el estilo de vida, que deben ser permanentes. El modelo de atención actual en Costa Rica no permite este tipo de intervención.

Ante este panorama, urge la toma de medidas tanto en la prevención de la enfermedad como en la atención del paciente. Las autoridades de salud, los gobernantes y las universidades deben jugar un papel crítico por un lado en remodelar y reorientar el enfoque preventivo, y por otro de la atención médica del diabético. Espero que se llegue pronto el día en que las personas con diabetes puedan contar con la atención que merecen.