¿Se dieron cuenta de que la pobreza en el mundo aumentó en 44 millones en la segunda mitad del 2010? Son aquellos que cuentan con máximo US$1,25 por día, los que ya casi completan los 1000 millones. Ese crecimiento representa diez veces la población de Costa Rica, una cifra que se encuentra en un reporte del Banco Mundial para ser presentado en la actual cumbre del G-20 en París, cuyo resultado será el mismo de siempre: poco, casi nada. Niños y adolescentes costarricenses en la pobreza: casi el 10% de la población total.
¿Se han preguntado a qué se debe esa pobreza? No es porque todos son vagos, ¿verdad? Podría ser porque el modelo económico actual está enteramente dirigido al dinero. Se rompe el coco para encontrar nuevas formas de consumismo: más publicidad, más ofertas, más malls, más artículos innecesarios o con obsolescencia programada, créditos fáciles, insaciabilidad.
Además de una serie de benevolencias, dicho modelo produce angustia, ansiedad, inseguridad, entierra valores, despilfarra recursos limitados del planeta, al que contamina y destruye, genera más corrupción, armamento y violencia, crea una constante inconformidad, impide el cumplimiento de Protocolos como el de Kioto y el Desarrollo del Milenio de la ONU, pasa inadvertido el Reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y crea una brecha cada vez más abismal entre riqueza y miseria. El día a día nos sofoca y nos enfocamos en lo urgente y banal y no en lo importante, en la visión global a largo plazo. Sobran los intereses creados y faltan la voluntad y el liderazgo.
Cambio de paradigmas. Es hora de cambiar paradigmas y actuar. En Nueva Escocia, Canadá, están probando con éxito el Indicador de Progreso Genuino (GPI en inglés) en reemplazo al PIB (Lo Bello y el Caos, Editorial UCR).
El PIB valora cualquier actividad económica, haciéndonos creer que su crecimiento está directamente asociado al bienestar y a la prosperidad. El GPI valora un ambiente limpio con sanos bosques, tierras, lagos y océanos, la paz, la buena salud, comunidades fuertes, el voluntariado, tiempo para relajarnos y desarrollar nuestro potencial, por la seguridad económica y menos pobreza y por crear la clase de sociedad que genuinamente queremos habitar.
¿Qué podría hacer la ONU y cada país para combatir la pobreza y todo lo asociado con ella? Para empezar:
kRetener de todas las bolsas de valores $1 por transacción. El “fondo” ha de ser manejado por expertos apasionados por la paz y con una integridad intachable, no ligados a la política o administración pública, auditados por casas de renombre. Diariamente estas bolsas tramitan millones de transacciones. $1 por transacción no significa nada para un inversionista.
k“Negociar” con las emisoras de tarjetas de crédito para que de cada transacción vayan $0.25 al “fondo”. Eso no le dolerá a ningún usuario. ¿Qué tal si empezamos en Costa Rica, sin matar la idea antes de que nazca?