Cobijas o mortajas

Los estudiantes chilenos están en huelga de hambre porque quieren estudiar

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No conocemos sus nombres. La mayoría duerme bajo gruesas cobijas porque hay mucho frío en Chile. En las pocas fotos que hemos visto se cubren la cara para no ser reconocidos. Tienen miedo, pero no por ellos; temen represalias contra sus padres y sus familiares. No se distinguen los hombres de las mujeres, se ven iguales, cubiertas las cabezas y las bocas con pañolones estampados. Parecen fieros terroristas islámicos. Pero aquí, como sucede tantas veces, las apariencias engañan.

No hay amenaza posible, no resistirían el más leve empujón, su fragilidad es absoluta. Su fiereza es moral: hace tres semanas que no prueban alimentos sólidos, hace tres semanas están en huelga de hambre. Son estudiantes de secundaria, adolescentes, colegiales. Su martirizada forma de presionar al Gobierno chileno ha dado la vuelta al mundo. Sacrificio inexplicable desde una visión mercantilista.

Tampoco hay aquí deseos de protagonismo heroico; al contrario, guardan cuidadosamente el anonimato. Su renuncia a comer, cuando están en pleno crecimiento, solo es comprensible desde la generosidad, el desprendimiento y la solidaridad. Son mansos de corazón. Son 33 y hasta el más recalcitrante ateo no podrá evitar comparaciones evangélicas.

Penosa situación para la gente adulta que venía hablando de la juventud descarriada. No es poco el desconcierto. Más penosa es la sorpresa cuando nos enteramos de por qué están en huelga de hambre estas chicas y estos chicos. Dese usted cuenta' y si no me lo cree no lo culpo. ¡Están en huelga de hambre porque quieren estudiar! ¿Pero no era que la chiquillería solo sirve para ir de autistas por la calle moviendo la cabeza con audífonos en las orejas? ¿ De cuándo acá los padres no han tenido que arrear a sus hijos e hijas para que cojan un libro? Inconscientes, drogadictos, egoístas, consumistas, malhablados, groseros, irresponsables... ¡Qué no les hemos gritado! ¿Y qué tan tremendo es lo que piden que su gobierno les niega? Pues nada del otro mundo. Piden algo que existe hasta en los países más pobres: quieren que los eduque el Estado, que los eduque bien y los eduque gratis. Y Chile es un país rico.

Por una causa tan justa y tan sencilla, que holgadamente puede financiar el cobre, no vale la pena que las cobijas se transformen en mortajas.