Cinco puntos en espera de respuesta

Intento ser propositiva, pensando que personas en puestos de decisión tengan mentes más asertivas

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Hace rato no recurría al instrumento que tenemos los periodistas –y los ciudadanos en general– para expresar mi opinión sobre temas que nos agobian. Pero me veo hoy en la necesidad de retomar ya no papel y pluma, sino teclado y pantalla para expresar algunas ideas en torno al siempre presente problema del tránsito vehicular.

No vale la pena expresar –como se ha hecho tantas veces con sobrada razón– una serie de críticas o puntualizar carencias, pues tanto la población como las autoridades están al tanto de las acciones erróneas y omisiones que han dado al traste con el orden en el flujo de automóviles, sobre todo en el área metropolitana.

Intento ser propositiva, pensando que quizás algunas personas en puestos de decisión tengan mentes más asertivas, claras y precisas. Definitivamente, es hora de acabar con ideas y propuestas obtusas que no reflejan el nivel de educación y madurez del costarricense medio. Y, por supuesto, que ya es momento de entender que la olla de presión –sometida a un fuego tan alto– está a punto de explotar.

Sugerencias. Esta semana, mientras avanzaba centímetros en una interminable ruta cargada de buses, taxis y carros particulares, y presenciaba una vez más el espectáculo infernal de las bocinas, del transporte público estorbando los cruces de calles atiborradas de autos, de los semáforos sin secuencia y del descontrol sin presencia policial, decidí reiterar algunas sugerencias y plantear nuevamente mis súplicas en las siguientes interrogantes:

¿Podría el Ministerio de Transportes sacar de una vez por todas los buses del centro de San José y autorizar las paradas de buses y taxis únicamente donde exista espacio adicional (bahías) en las estrechas calles?

¿Podría la Dirección General de Tránsito colocar en horas pico a oficiales incorruptibles en puntos donde las presas son diarias para agilizar y controlar el tráfico de vehículos?

¿Podría la Municipalidad de San José dejar de pintar carísimos espacios de estacionamiento en calles tan estrechas como las que tenemos en el casco central?

¿Podrían los oficiales de tránsito multar y llamar a la grúa para trasladar a quienes tranquilamente se estacionan en zona amarilla?

¿Podría el Estado, con ayuda de la empresa privada, proveernos de estacionamientos a precios más asequibles y en sitios realmente estratégicos?

Espero que estas cinco preguntas tengan respuesta y que no lleguen cuando el estrés y las presas nos carcoman ya la salud física y mental. Si realmente queremos combatir la violencia urbana, empecemos por aplicar las leyes y, por supuesto, la lógica.

Nota al margen: A partir de las 4:30 p. m., de lunes a jueves, el tiempo estimado de conducción entre Los Yoses y el hospital México –por rutas variadas– es de una hora y 45 minutos. La distancia recorrida en ese tiempo es de tan solo 10 kilómetros.

La autora es periodista.