Carlos Alvarado Quesada: Innovación y reducción de la pobreza

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Se comenta de nuevo la estrategia de reducción de la pobreza de la administración Solís Rivera “Puente al Desarrollo” (Juan Carlos Hidalgo, 13/4/2015), esta vez comparándola con los esfuerzos de política social realizados en Chile, a saber los programas Chile Solidario y Puente. Nuevamente, agradezco esta fuente de debate.

El columnista atribuye al programa del Gobierno ser “copia deficiente” del programa chileno. En este sentido, es importante señalar que para el diseño de la estrategia de nuestra administración fue fundamental realizar un análisis completo de este tema sin limitarse a una única experiencia, sino incorporar comparativamente los aportes de los programas Bolsa Familia y Brasil Sem Miséria, Juntos en Colombia, Plan Familia de Ecuador, Oportunidades y Progreso en México, la experiencia uruguaya y, obviamente, los avances propios y la experiencia e innovación costarricense.

Lo anterior, porque todos los países mencionados lograron bajar la pobreza y la desigualdad en sus países en los últimos años, mientras que Costa Rica no lo ha logrado.

Cuando llegamos al Gobierno, nos esmeramos por alimentarnos de las mejores prácticas con resultados positivos y, en efecto, nos nutrimos de estas experiencias.

También conservamos lo mejor de las nuestras y estamos en pos de reformar aquello que se ha señalado se debe mejorar. Pero, además, innovamos incorporando la lógica de los mapas sociales y el índice de pobreza multidimensional, entre otras herramientas novedosas para la reducción de la pobreza.

Si Costa Rica no ha reducido la pobreza en los últimos años, teníamos la obligación de analizar con profundidad lo actuado y, también, mirar hacia quienes sí lo han hecho, de la mano de un esfuerzo innovador local.

Aprender del entorno. El periodista Andrés Oppenheimer argumenta que una de las debilidades de América Latina como región es su resistencia a aprender de las experiencias y de los errores, porque en ese aprendizaje está la semilla de la innovación. Eso estamos haciendo. Falso y limitado es decir que es copia deficiente. La estrategia Puente al Desarrollo es creación, innovación y progreso.

Incomoda al columnista, y es una diferencia de fondo, el tema del retiro de los beneficios. Ciertamente, los beneficios deben ser condicionados, deben tener corresponsabilidad, especialmente para los hogares que puedan generar capacidades, y deben ser temporales.

Eso impulsa el programa Puente al Desarrollo.

El tiempo durante el cual se entrega la ayuda es importante; no obstante, el retiro de la ayuda no se debe convertir en el objetivo en sí mismo. La aspiración no es castigar dos veces a los pobres –primero por ser pobres y, luego, por no salir de pobreza–. El seguimiento que plantea Puente al Desarrollo, mediante los cogestores y sistemas de información, es clave para el objetivo real: el desarrollo real de la familia.

El primer apartado de la estrategia Puente al Desarrollo afirma que es necesario el crecimiento económico, la generación de empleo y la política social –selectiva y universal– para la reducción efectiva de la pobreza. Se sigue lo bien capturado por Céspedes y Jiménez: “Difícilmente, se puede reducir la pobreza en ausencia de crecimiento y de estabilidad económica. Sin embargo, por sí solos el crecimiento y la estabilidad económica no necesariamente reducen la pobreza”.

Sería tendencioso sugerir que Puente al Desarrollo ignora esta dimensión.

Tiendo a estar más de acuerdo con don Johnny Meoño, quien en las redes sociales de La Nación comentó, y me permito citarlo: “que la ‘oposición’ por primera vez haga control político en serio –y que los medios ayuden– sobre el poder Ejecutivo en este complejo ramo o sector, y exija cuentas casi diarias sobre resultados concretos”.

Justamente, eso es lo que nos motiva: conseguir resultados, en eso estamos trabajando.

*El autor es ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social.