Cambios necesarios en las lecherías

Los lecheros se enfrentarán al cambio climático y a la competencia de EE. UU.

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Los principales retos que enfrentará el sector lácteo costarricense en los próximos diez años son el cambio climático y la competencia, debido a la desgravación arancelaria establecida en el tratado de libre comercio con los Estados Unidos, que se inició este año y culmina en el 2025 con la posible entrada de productos de ese país, potencia lechera mundial.

A la industria lechera se le endosa una factura onerosa: su huella de carbono, que es también un asunto que considerar en lo que está por venir.

Ante este panorama, retos impostergables son la optimización de los procesos productivos, la eficiencia en las cadenas de comercialización, la reducción de costos y la creación de mayor cantidad de productos de calidad mundial con alto valor agregado para distintos segmentos de mercado.

La estrategia para abordar los cambios necesarios por parte de los productores se resumen en cuatro ejes relacionados entre sí, que competen no solo a las fincas, sino también a las autoridades agropecuarias, ambientales y comerciales, a la Cámara Nacional de Productores de Leche, a las cooperativas de productores, a la Corporación de Fomento Ganadero (Corfoga), a la academia –por el lado de la docencia y la investigación– y a la banca.

Primer eje. Está constituido por la relación entre suelo, pasturas, árboles e infraestructura, principales determinantes de la competitividad y la sostenibilidad ecológica.

Las acciones de investigación deberán centrarse en el desarrollo y la transferencia a los productores de pasturas apropiadas, que permitan una mejor digestión para reducir la emisión de metano y minimizar los requerimientos de alimentos concentrados importados.

La posibilidad de financiar la renovación de las pasturas mejoradas son oportunidades claras para la banca y para el Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (Fonafifo) cuando las inversiones incluyan también sistemas silvopastoriles.

Segundo eje. Está conformado por todas las buenas prácticas zootécnicas de producción y de bienestar animal.

La investigación debe orientarse a la obtención de animales apropiados para cada zona de vida, resilientes principalmente al estrés calórico, que incide en forma negativa en los parámetros reproductivos y productivos y, consecuentemente, en los costos. Experiencias nacionales muestran progresos importantes desde la perspectiva genética, principalmente con el cruce de razas.

El papel de la banca es muy importante para el financiamiento para la adquisición de animales e infraestructura.

Tercer eje. Lo conforman las estrategias de manejo ambiental, que deben orientarse al diseño de sistemas de producción ecoeficientes.

Ya se han dado pasos importantes que han establecido las métricas base y las metas de reducción de la huella. Acá, los árboles (primer eje) son clave como sumideros de carbono. La disponibilidad del brazo financiero de la banca es también fundamental para permitir las inversiones necesarias y recuperarlas en un plazo razonable a la luz de las mejoras hechas.

Cuarto eje. Está relacionado con la economía de la leche, que pretende generar y sistematizar los parámetros productivos y financieros de las fincas lecheras para mejorar su competitividad.

Para ello es necesaria información objetiva y fiable que permita la formulación de políticas públicas e incidencia acordes con los planes de desarrollo de la actividad.

Otro elemento que debe considerarse en este eje es el relevo generacional de las fincas, para lo cual se requieren cuadros técnicos capaces de preparar a las nuevas generaciones de productores que les permita manejar en forma sostenible las lecherías de sus familias. En este sentido, la academia tiene la tarea perfectamente delineada.

La práctica de lecherías climáticamente inteligentes necesita de los esfuerzos de todos los actores del sector, bajo el liderazgo de las autoridades agrícolas, gremiales, ambientales y comerciales para lograr el objetivo de una industria lechera sostenible, costos de clase mundial y parámetros ambientales de aceptación general que permitan competir en forma eficiente en los mercados nacionales y de exportación de la industria láctea nacional, que van a estar ampliamente disputados.

El autor es economista agrícola.