Calidad de la enseñanza universitaria privada en Costa Rica

La enseñanza de la Arquitectura en universidades privadas debe ser controlada

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Aquí en Costa Rica todo el mundo sabe qué ha pasado, pasa y, probablemente, seguirá pasando en el mundo de la educación. ¿A quiénes se pretende engañar?

Me inicié en estas lides de la educación de arquitectos allá por 1976, cuando se fundó la primera universidad privada en Costa Rica, enseñando en el Colegio de Artes Plásticas, unos meses después en el Colegio Studium Generale y en el Colegio Véritas.

Años después, fui profesor en la Universidad de Costa Rica y en 1993 fundé la Universidad del Diseño, de la cual estoy desvinculado desde hace unos meses. En términos generales, tengo unos 36 años de experiencia en educación en Costa Rica. Entre mis exalumnos hay artistas connotados como Alejandro Villalobos (“Tarzán”) y Luis Fernando Quirós, y arquitectos prestigiosos como Javier Rojas y Javier Salinas, entre los mayorcitos. Muchos, más jóvenes, trabajan con arquitectos de fama mundial o en instituciones prestigiosas en Estados Unidos, Canadá, Europa y China.

No hablaré de cosas de las que sé poco, que son muchas. Por eso no hablaré de la enseñanza de carreras como la Medicina, el Derecho ni otras. Me concentraré en aquella de la que creo saber algo: la enseñanza de la Arquitectura.

No hay espacio para analizar las muchas debilidades, así que mencionaré apenas algunas cosillas a las que tal vez no se les ponga mucha atención. Por ejemplo, ¿de dónde sacan las escuelas de Arquitectura, y son 12, los profesores experimentados si aquí no existen o son poquísimos? Me he enterado que en algunas escuelas “enseñan” recién graduados. Hace pocos años enseñaban algunos, o muchos, aún sin graduarse. ¿Qué enseñan los arquitectos recién graduados si no han diseñado ni construido nada o casi nada? Es decir, no han hecho arquitectura. Lo único que pueden “enseñar” es lo que aprendieron (si es que lo que aprendieron es, efectivamente, válido) o lo que se les ocurre basado en eso que les “enseñaron”. ¿De quiénes lo aprendieron?

Pero no son solo los recién graduados los que no tienen experiencia idónea para enseñar. He sido informado de que en la gran mayoría de las escuelas de Arquitectura se “enseña” a grupos grandes de estudiantes; me dicen que hay cursos con 30, 40, 50 y hasta 60 estudiantes, cuando no deberían pasar de 25, siendo 20 el ideal; y en los talleres de diseño, los grupos son de 20 y 30 o más, pero no deberían ser mayores de 12-14 estudiantes. ¿De dónde saco esto?, preguntarán. No hay que ir muy lejos: de estándares internacionales que para el caso de la arquitectura son establecidos por la Unesco y la Unión Internacional de Arquitectos, entre otras instituciones.

Preguntarán: ¿Y las acreditadas? Pregunto: Los equipos visitantes de acreditación ¿hacen entrevistas al azar a grandes números de estudiantes? ¿Entrevistan a los profesores? ¿Averiguan la experiencia real tanto profesional como académica de éstos? ¿O solo leen papeles que les dan? ¿Le dan seguimiento minucioso, las agencias acreditadoras, a lo que acreditaron? ¿O se van y vuelven años después? ¿Vuelven?

La semana pasada visité tres escuelas de arquitectura en Estados Unidos: la de Pennsylvania State University en State College, donde fui invitado a dar una conferencia; luego mi propia Alma Mater, el CCNY del City University of New York, y por último, la de la University of Maryland, en Washington, D. C., donde enseña un exalumno mío graduado de la Universidad del Diseño en 1999. Las tres, universidades públicas. ¿Por qué los miembros del Conesup no van a visitar alguna de estas o cualquiera de las 154 escuelas acreditadas en Estados Unidos y Canadá? Se darían cuenta, de inmediato, cómo debe enseñarse arquitectura. Es más, ni siquiera tienen que hacer el viajecito. Con solo que estudien las “Condiciones y Procedimientos para la Acreditación de Programas de Arquitectura” de la NAAB (National Architectural Accreditation Board). Está en la Web. Lean la “Carta UIA/UNESCO de la Formación en Arquitctura.” No hay que inventar el agua tibia.

Por último, ¿sabían ustedes que en este momento, con 4.3 millones de personas, hay unos 5.000 estudiantes de arquitectura en las 12 escuelas, para un promedio de 416 estudiantes por escuela, 1 por cada 860 costarricenses? Mientras tanto, en Estados Unidos, con una población de 315 millones, hay 16,000 estudiantes de nivel de licenciatura para un promedio de 103, 1 por cada 19,687,5 estadounidenses (y eso que hay altísimos porcentajes de estudiantes extranjeros). ¡Y ya somos más de 3.300 arquitectos en el país! ¿En qué país vivimos?

Álvaro Rojas. Arquitecto y educador. Excoordinador de la Comisión de Acreditación del Colegio de Arquitectos