Buena actitud hacia los adultos mayores

El envejecimiento de nuestro país es de tal magnitud que debemos prepararnos para ello

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Octubre, mes de la persona adulta mayor, nos convoca a plantear la incesante necesidad de mejor la calidad de vida de esta población, reflexionando sobre nuestras actitudes.

En general, una buena actitud personal se refleja, en primera instancia, en el trato directo que le prodigamos a estas personas, el cual debe ser respetuoso, jovial, caluroso, directo y amigable, tratando al máximo de ayudar proactivamente para colaborar a la optimización de su buena calidad de vida; reconociendo su papel en la familia extendida como portadores de conocimiento, sabiduría, experiencia, prudencia y demás cualidades que dan los años.

Desde el ámbito de las responsabilidades institucionales, debemos procurar en nuestras organizaciones buenas actitudes, centradas en parámetros objetivos, con una visión humanista, que motive a las diferentes autoridades y a funcionarios que toman decisiones a efectuar una gestión positiva en pro de los servicios especializados que necesitan nuestros adultos mayores, los cuales deben ser oportunos y de gran calidad.

Se debe recordar que esta población no puede esperar indefinidamente o a plazos muy largos, en especial las personas de mayor edad, que superan los 80 años. En estos casos, debe hacerse un esfuerzo para garantizar una atención prioritaria.

Involucrados. Las buenas actitudes involucran también a las mismas personas adultas mayores, a sus familiares, personas más cercanas o cuidadores. Y al respecto, se evidencia en el buen manejo de hábitos de higiene, una alimentación sana y la práctica de ejercicio físico, entre otros.

Para procurar buenas actitudes de autocuidado es recomendable seguir los consejos que a continuación se indican:

Los hábitos de higiene apropiados se traducen en buena salud. Por tanto, el baño diario, el lavado de manos varias veces al día, el cambio de ropa limpia, así como conservar la vanidad y urbanidad en todo el sentido de la palabra.

La alimentación, sin duda alguna, constituye una consideración amplia que debe contener una variedad de alimentos con una dieta bien diseñada y balanceada que incluya, frutas, legumbres, verduras, carnes de res, cerdo, pollo, pescado en raciones pequeñas y por lo menos de cinco veces al día; consumo de líquido de cuatro a seis vasos al día: agua, jugos, refrescos naturales, café, leche.

El ejercicio es importante como parte del movimiento humano diario, a través de caminatas, bailes, natación y otros ejercicios de tipo aeróbico.

El acompañamiento personal y presencial es también importante y valioso, pues provee de calor humano y cercanía, estos componentes marcan una gran diferencia en la calidad de las relaciones humanas, que en el caso de las personas adultas mayores se ve acompañado del bagaje de la experiencia por los años vividos, condición que permite departir por momentos que pueden ser cortos o largos, pero con un gran impacto positivo y contundente que se puede comparar a un medicamento eficaz y potente que aumenta la motivación e incide en la calidad de vida.

Las recomendaciones anteriores revisten acciones sencillas, con bajo costo económico y al alcance de familiares y amigos.

Compromiso humano. Los costarricenses nos vanagloriamos de ser solidarios, calurosos, espontáneos, pero ojalá todas esas condiciones, que nos enorgullecen se transformen en una excelente actitud y compromiso humano con las personas adultas mayores del hoy y del mañana, al que gradualmente pasarán a formar parte todas las personas más temprano que tarde.

El envejecimiento de nuestro país es de tal magnitud que requiere continuar preparándose con firmeza y con un serio y genuino compromiso para la atención esmerada y lo más especializada posible a los pacientes adultos mayores de hoy y los de un futuro cercano.

Las personas mayores lo merecen. Trabajaron para forjar la Costa Rica de hoy y, por tanto, debemos tener una buena actitud de excelencia en el servicio cuando lo requieran, el cual puede producirse cualquier día, cualquier hora y en cualquier circunstancia.

Hagamos patria respetando, dignificando y queriendo con mucho calor humano a todos nuestros adultos mayores.

El autor es director general del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología.