Así quedan las cosas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

A pocas semanas de finalizar el gobierno de la presidenta Laura Chinchilla Miranda, vale la pena hacer una caracterización de la situación social y económica en la que queda el país, la cual refleja el resultado de un trabajo incansable en medio de condiciones verdaderamente difíciles.

Costa Rica queda hoy más segura de lo que era hace cuatro años. Mediante una labor sistemática, profesional y de un gran compromiso de parte del Ministerio de Seguridad Pública, se ha logrado una reducción importante en prácticamente todos los indicadores de criminalidad y delincuencia. La tasa de homicidios, por ejemplo, se redujo de 11,5 a 8,8 por cada 100.000 habitantes en tan solo dos años.

De la misma forma, la disminución de delitos como “bajonazos” y robos a casas y locales comerciales, han devuelto paulatinamente la confianza a la ciudadanía, que ahora tiene el tema de seguridad relegado en su lista de preocupaciones cotidianas.

Lo social. En el campo social, en el que la inversión queda en su nivel más alto de los últimos 30 años, la reciente aprobación de una ley que le da continuidad al esfuerzo de la Red de Cuido es fundamental, por constituir esta red un pilar adicional al sistema de seguridad social costarricense.

Adicionalmente, queda una CCSS en franca recuperación financiera y una cartera de inversiones en salud que incluye el nuevo hospital de Puntarenas y el mejoramiento de la infraestructura de salud a lo largo y ancho del país.

Quedan disminuyendo las tasas de deserción en todos los niveles educativos, con una inversión educación equivalente a un 7,2% del PIB, en ruta a cumplir con el mandato constitucional del 8%.

Estamos en camino de ingresar a la OCDE para empezar a adoptar estándares de alto nivel en múltiples ámbitos de la administración pública. Jugar con los mejores nos impone exigencias que antes no teníamos, pero que confirman nuestra voluntad de ir hacia adelante

Quedamos con una disminución en el índice de pobreza de un 1% en el 2012, el primero en cinco años, y que se sostuvo en el año 2013. Esto en un entorno en el que el desempleo muestra en los últimos meses una tendencia sostenida hacia la baja, y el ingreso promedio de las familias urbanas ha crecido por encima de la inflación por dos años consecutivos.

De la misma forma y posiblemente asociado con el funcionamiento de la red de cuido, quedamos con un aumente del número de mujeres que participan en la fuerza de trabajo. Esto explica en gran parte el aumento del ingreso promedio familiar urbano en términos reales en los últimos dos años.

Está en marcha una importante inversión en infraestructura. Proyectos viales como el de Chilamate-Vuelta de Kooper, ampliación de la carretera Cañas-Liberia, la nueva carretera a San Carlos, la finalización de la circunvalación norte y el paso a desnivel de la rotonda de la Guacamaya, apuntalarán los esfuerzos que se han venido haciendo para la mejora de la competitividad, esfuerzo que ha valido una mejoría de la calificación del país en los índices internacionales.

Pese a la oposición de algunas cúpulas sindicales, queda caminando el proceso de construcción de la nueva terminal de contenedores de Moín, que representa una inversión cercana a los ¢550 millones.

Índices y déficits. Queda, también, por primera vez en la historia, una política nacional de derechos culturales, elaborada a partir de una amplia consulta, que permitirá ampliar y consolidar la difusión de la cultura en el país, de forma que siga siendo una actividad participativa que nos llena de gozo y orgullo. Además, aporta a la economía el equivalente a un 1,7% del PIB.

En las listas internacionales, el país registra avances importantes, y queda situado en lugares preponderantes. El Foro Económico Mundial califica al sistema educativo costarricense como el primero de Latinoamérica; además, quedamos como primeros en el Índice Global de Innovación de la Universidad de Cornell, en el Índice de Progreso Social del Social Progress Imperative, y en el Índice de Desempeño Ambiental de la Universidad de Yale.

En materia fiscal, el país queda con la menor inflación de los últimos 40 años, tasas de interés menores al 7% y estables, producción per cápita creciente, y las exportaciones acumuladas creciendo un 43%, entre el 2010 y el 2013, así como la inversión extranjera acumulada creciendo un 70% en el mismo período.

En cuanto al déficit fiscal, del que este Gobierno no solo ha advertido desde el principio, sino que incluso empeñó un enorme caudal político en pos de una reforma tributaria que no pudo concretarse, queda el resultado de un amplio y riguroso diálogo fiscal y el mismo sentido de urgencia de siempre: no actuar en este campo va a traer consecuencias negativas en el corto plazo.

Este, por supuesto, es un recuento parcial de cómo quedan las cosas. Y por supuesto, quedan muchos retos. Los procesos de desarrollo toman tiempo y requieren de constancia, de construir sobre lo que otros hayan construido. Costa Rica es hoy un país mejor, con oportunidades y amenazas. Espero que podamos aprovechar las primeras, y sortear las segundas.