Amor por las semillas

Crucitas se puede convertir en el gran centro de restauración del bosque tropical

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Hace 30 años, la familia campesina de don Feliz Díaz recibió una parcela de 10 hectáreas cerca del Saíno de Pital en San Carlos. La mayor parte del terreno era potrero, charral, rastrojos y un pellizco de montaña de donde salía un hilo de agua que no llegaba a ser arroyo.

Don Feliz había heredado de su abuela el profundo amor por las semillas y junto con su familia se sintió inmensamente feliz de tener tierra donde sembrar y ver crecer los árboles. Entró a la universidad del bosque, se ejercitó en observación profunda de las especies y empezó a restaurar la parcela buscando convertirla en el bosque tropical que un día fue.

Con cada sol y con cada luna, el pellizco de montaña se extendía horizontal y vertical; el hilo de agua se convirtió en riachuelo, el milagro de la vida llamó a pequeños peces, a las aves y a los monos... El bullicio del bosque tropical que crecía día a día era la señal de su restauración. Las parcelas vecinas seguían siendo charrales o reforestaciones que terminaban arrasadas cuando se llevaban los árboles, la parcela de don Feliz reverdecía y crecía.

Después de un cuarto de siglo de preparación, estudio y propuestas, don Feliz cuenta con 333 especies de árboles nativos, muchos de los cuales son maderas preciosas a punto de extinguirse y de una buena cantidad, ni siquiera hemos oído mencionar como aceituno, ajillo, alma negra, areno, cristóbal, canfín, caoba, chiricano, fosforito, lagarto, manú, roble coral, manteco, pilón, nazareno, ojoche'

La restauración ecologista del bosque tropical no es reforestar con una sola especie, todo lo contrario, es sembrar gran variedad de especies para que convivan en el bosque creando o reforzando un ecosistema. Restaurar significa reponer, restituir, recuperar el bosque tropical que no solo ofrece madera sino agua, oxígeno, medicina, frutas, alimentos, aves, mamíferos y peces. Don Feliz sostiene que de un bosque tropical ecológicamente restaurado se pueden sacar entre 5 y 10 árboles por hectárea por año sin que nunca se afecte, lo cual le permitiría al propietario un importante ingreso anual solo por madera, en especial si es madera preciosa.

Crucitas se puede convertir en el gran centro de restauración del bosque tropical. En la sede de un gran centro científico para el estudio de los ecosistemas tropicales en manos de la Universidad de Costa Rica, el Instituto Tecnológico, la Universidad Estatal a Distancia y la Universidad Nacional, se tendría un campus universitario de más de 2.000 hectáreas de bosque tropical en la parte de Costa Rica y 3.180 kilómetros de selva tropical inexplorada en la gran reserva Indio Maíz, mediante un convenio de cooperación con Nicaragua.

Veríamos en Crucitas a científicos estudiando las propiedades medicinales de cientos de especies que curan una gran variedad de enfermedades, a estudiantes generando proyectos, a campesinos especializándose en recolección y siembra de especies propias, a invitados de todas partes del mundo participando en conferencias... a miles de familias de todo el país visitando la región. Nacerían entonces empresas especializadas en turismo rural y ecológico, en agricultura orgánica, surgirían sodas, hoteles... la región se dinamizaría con empleos verdes y de calidad. Un proyecto así es demasiado bueno para que solo se quede en un sueño. Don Feliz está listo para enseñar a restaurar los bosques tropicales; las familias de Crucitas y alrededores están dispuestos a entrarle con entusiasmo. Nuestro país y el mundo lo necesitan y nuestras universidades públicas pueden ejecutarlo.